Sofisticados, majestuosos, creativos, brillantes, coloridos y elegantes así son los trajes de azteca característicos del Carnaval de Ferrería, que son bordados con lentejuela, chaquira y pedrería, por artesanos del lugar, los cuales tiene un alto valor económico por el diseño y las plumas.
Para Alberto Pérez Reyes, diseñar es su pasión, él crea sus propios trajes que luce orgulloso en cada edición de esta festividad. Para esta ocasión, optó por mezclar el color amarillo y café en la pieza que portará este año y un penacho repleto de más de 50 plumas de faisán, cotizado en más de 50 mil pesos.
En el closet de su recámara, tiene una amplia colección de trajes que ha portado durante casi 30 años que participa en esta celebración y que conserva porque asegura que, no los vende, porque no pagarían por su costo que asciende hasta los 30 mil pesos.
Mencionó que para esta edición diseñó un par de trajes, pero uno en especial, dijo que es el que portará la reina actual Arely, que se inspiró en un vestido de colección de alta costura de reconocida marca, utilizando lentejuela dorada y negra, así como pedrería que fue bordado por ella misma.
Además de diseñar, contó que borda desde que estaba pequeño y su madre fue quien le enseñó este arte, es ello, que cada año con anticipación, diseña y borda su propio traje, por lo que, espera ansioso el carnaval que para él significa desestres, homenaje y diversión.
Alfredo Fuentes Huazo, es otro de los artesanos de la localidad, quien desde los 13 años se dedica a dibujar, “mis hermanas vieron que tenía habilidad para dibujar, y querían que les hiciera los diseños, para el carnaval, me ponían hacer las grecas, de ahí empecé”, recordó.
Para esta edición, dijo que diseñó cerca de 17 trajes, entre ellos los de su hija Frida que será la representante del Carnaval Ferrería 2023, por lo que ya está deseoso de que llegue el día para que pueda lucirlo.
“Nos ha gustado mucho, también hicimos que cambiará la manera de hacer los trajes porque antes eran más rústicos, basándonos con todo lo que nos dejaron los antepasados, ahora son piezas más elegantes”, dijo.
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Por su parte, Cesárea Reyes Escamilla, borda desde hace 50 años, utiliza lentes para hacerlo mejor y con mayor rapidez. Con su hilo y aguja en mano, con facilidad, delinea parte del diseño de un traje de niña que tiene sobre la mesa
Ella solo se dedica a bordar, le traen la pieza con el diseño y hace magia con sus manos, hasta completar los trajes que llega a tarda más de cuatro meses, dejando a un lado sus quehaceres para dedicarse de ello a esta actividad. Cobra cien pesos por un mazo que contiene mil lentejuelas.
