María Ángela Romero Rodríguez, mayordoma de la comunidad de Toxtla, Acaxochitlán, destaca la importancia de la mujer indígena en las tradiciones de los pueblos originarios.
A través de un video, Araceli Hernández Romero, docente de la Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo (UICEH) de la lengua náhuatl, cuestionó a la mujer cómo se realiza la ofrenda de mayordomía en la comunidad de Toxtla.
Su trabajo explica es ser mayordomo, el que se encarga de hacer la ofrenda en el cerro sagrado, "así nos enseñaron nuestros abuelos, nos platicaron que ahí nació el Señor San Lucas, por eso lo recordamos cada 17 de octubre".
Contó que el mero día suben al cerro y le hacen una ofrenda en el cerro sagrado porque se cree que ahí nació, "ese día es su cumpleaños".
Siete días antes, dice que van a cortar la hierba a dejar todo limpio, después van al manantial, porque de acuerdo a las creencias de los ancestros ahí bebía agua el santo.
"Dicen nuestros abuelos que ahí bebía agua el santo que encontraron en el cerro sagrado, también limpiamos ese manantial", explica.
Cuando faltan tres días, refiere que van a comprar todas las cosas que van a ocupar para la ofrenda, pero antes se reúnen todos los mayordomos para ponerse de acuerdo, posteriormente, se reúnen en la casa donde se hace los alimentos como el mole.
Asegura que el pollo debe ser criado en su casas, no puede ser comprado, "los matamos para la comida, también hacemos atole, chocolate y hacemos una tortilla que le llamamos enredados".
Refiere que cuando está la comida van a la iglesia con el soumador a traer todos los santos a la casa donde se ofrenda, "vamos con el soumador y los tocadores y los descansamos".
Cuenta que lo que le piden a San Lucas es que los cuide, para que no les pase nada en cualquier ámbito, también piden por sus siembras para que crezcan y den cosecha, que no se sequen y por los árboles.
"Tenemos aguacate o de durazno para que se den muy bien. Todo eso es lo que vamos a pedir allá. Después de pedir ya bajamos al manantial, le damos de comer y todos tenemos que beber de esa agua porque dicen que es muy curativa", asegura.
En la actualidad, afirma que la ofrenda la hacen más bonita, porque mucho tiempo antes ya se hacía pero pasaron los años y las autoridades lo quitaron, y fue hace seis años cuando sus abuelos dijeron que lo tenía que hacer, pero que les naciera del corazón.
Afirma que ahora hasta los jóvenes ya se están uniendo para celebrar la tradición, "afortunadamente ya somos muchos y lo hacemos con muchas ganas y alegría y vemos los resultados porque nos falta de comer, no nos enfermamos, nuestras milpas no se secan".