La vida de María Munguía Vallarta, de 62 años, tiene un antes y después. Es una sobreviviente del cáncer de mama, enfermedad que la sorprendió en 2015.
Tras acudir con una comida con sus amigas, llegó a casa y se recostó, quedo semidormida, repentinamente empezó a sentir como una especie de ardor en el seno derecho. Quiso dormir, pero no pudo.
Preocupada, decidió acudir con el médico, no de inmediato porque era fin de semana. El lunes fue a realizarse las pruebas, un ultrasonido, una biopsia, una mastografía. El diagnóstico: cáncer de mama.
Sin creerlo, nuevamente se sometió a la mastografía, pero esta vez en un particular, confirmado el diagnóstico; cáncer de mama en etapa tres, es decir, avanzado.
Originaria de Nayarit, llegó a Pachuca a los 22 años de edad. Fue fortuito, pues fue a la Ciudad de México con su mamá para resolver su titulo de licenciada en Trabajo Social, se quedó en la Bella Airosa por consejo de su hermano, quien en ese momento trabajaba como químico en la Beneficencia Española.
Ahora tiene una hija de 19 años, su ángel durante los años de su enfermedad junto con su esposo.
Desde la confirmación de la enfermedad, a inicios de mayo de 2015, vivió contra reloj. Es derechohabiente del ISSSTE y la primera cita para el tratamiento fue a finales de agosto de ese año, orillándola a buscar un particular; posteriormente, en el hospital del ISSSTE.
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Su primer quimioterapia fue de ocho horas, luego fueron reduciéndose a tres. Sentía malestar y dolor generalizado. Recibió 16 ciclos de “quimios”, una por mes. Bajó 44 kilos y se le cayó el cabello que tenía largo hasta un poco más abajo del hombro.
No quería que su esposo la viera pelona, “no quería que me viera fea”. Para María fue muy traumático perder su cabello. Compró una peluca corta, que fue su adoración.
También se sometió a radioterapias, provocándole en el seno un color morado y azulado, sintiendo dolor. No pudo salvarlo, fue intervenida con una mastectomía radical en el Hospital 20 de Noviembre, en la Ciudad de México.
Un año después de la mastectomía, empezó la intervención para la reconstrucción del seno derecho, también en el 20 de Noviembre. Del área de su abdomen tomaron “la grasita y músculo” para realizar el injerto.
“Les dije a los médicos, pero cómo le van a hacer, respondiéndome, nosotros hacemos magia y sí, hacen magia”.
Con la reconstrucción se siente muy bien, esta feliz. “Usaba una prótesis, pero se me movía, abajo-arriba, de lado, se salía, es incómodo”.
Cada tres meses va a consulta al Hospital 20 de Noviembre y también en el Hospital del ISSSTE, en Pachuca. Afortunadamente, en pandemia estuvo en revisión.
Aunque son muchas las causas del padecimiento, cree que el cáncer de mama pudo ser por someterse a tratamientos hormonales para quedar embarazada, lográndolo a los 42 años.
Opina que nadie está preparado para una enfermedad de estas características. Vive muy feliz y plena en compañía de su esposo e hija, sus ángeles que siembre le brindaron su apoyo y amor.