En Pachuca, de las 128 mil 699 personas que se encuentran ocupadas en la formalidad, más de la mitad no percibe más de tres salarios mínimos, es decir, que no obtiene ingresos superiores a los nueve mil cien pesos, lo que coloca a la capital del estado como una de las urbes con los sueldos más bajos del país, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleos (ENOE).
El reporte del segundo trimestre de este año reveló que 16 mil 656 personas perciben un salario mínimo, mientras que 39 mil 197 entre uno y dos sueldos, y 30 mil 362 entre dos y tres salarios mínimos, por lo que sólo un ocho por ciento de los empleados obtienen más de cinco salarios mínimos, lo que equivale a siete mil 909 trabajadores.
De acuerdo con la ENOE, existe un mayor porcentaje de hombres que trabajan en el sector de la formalidad en la capital del estado con 68 mil 782 pesos, mientras que entre las mujeres se encuentran 59 mil 917, por lo que existe una brecha de ocho mil 865 plazas laborales por género.
En cuanto a la población económicamente activa ocupada se contabilizaron 395 mil 615 personas en la capital del estado, de las cuales 186 mil 12 son hombres, y 209 mil 906 son mujeres, lo que significa que existe una mayor cantidad de féminas que laboran en la ciudad con relación a los varones, pero lo hacen en condiciones de informalidad, situación que implica la falta de condiciones dignas laborales.
En Pachuca la mayor parte de la población ocupada lo hace en el sector terciario, es decir, que se dedican al comercio, restaurantes, servicios de alojamiento, transportes, comunicaciones, correo y almacenamiento, servicios profesionales, financieros, corporativos, sociales, diversos y gobierno.
Pese a que en la ciudad no existe industria, las actividades terciarias predominan, aunque las condiciones salariales que existen son menores que en otras urbes del centro del país, pues en la Ciudad de México el porcentaje de percepción económica es hasta tres veces mayor que en Pachuca.
Asimismo, la mayor parte de la población ocupada destina entre 35 y 48 horas semanales a la actividad laboral, lo que se traduce en ocho horas diarias, mientras que cerca de una quinta parte de los empleados destina más de 48 horas a la semana, es decir, más del tiempo contemplado.