Mayordomos se preparan para festejar el Día de la Candelaria

Los encargados de alimentar al Padrino del Niño Dios ya fueron al ejido para cortar leña y pencas para preparar la barbacoa.

Omar Santiago

  · domingo 29 de enero de 2023

Cada mayordomo le toca aportar entre 5 o 10 borregos, 1 puerco y 20 gallinas que se preparan en barbacoa, pencas o carnitas. / Foto: Omar Santiago

Los mayordomos, quienes son electos por sus predecesores para organizar la verbena popular del día 2 de febrero Día de la Candelaria, se preparan todo el año para ofrecer alimentos al Padrino del Niño Dios y al pueblo en un festejo que une a los habitantes y cohesiona el tejido social.

A cada mayordomo le toca aportar entre 5 o 10 borregos, 1 puerco y 20 gallinas que se preparan en barbacoa, pencas o carnitas para convivir con los invitados a esta conmemoración.

Los mayordomos ahorran dinero durante el año, algunos se van a trabajar a Estados Unidos o compran ganado para criarlo y engordarlo para que estén listos para la barbacoa el 2 de febrero.

En faenas, las comunidades se organizan para ir al ejido o al cerro a cortar pencas de maguey o leña de mezquite, elementos esenciales en la preparación de los platillos típicos que se degustan en las celebraciones.

Además, en estas festividades se degustan bebidas típicas de la región como pulque, curados o carnavalito, los cuales son preparados por los cocineros tradicionales.

“Los magueyes y mezquites solo los podamos, quitamos la ramas que tienen heno para que no mate al mezquite, a los magueyes los podamos, cortamos las pencas que estorban para que el maguey siga creciendo” mencionó el mayordomo Adolfo Álvarez, oriundo de Chilcuautla.

“Es necesario que se planten más magueyes y mezquites en los cerros, porque se están acabando” comentó.

La liturgia católica es parte de esta conmemoración, antes de la comida se oficia una misa, donde se pide por las comunidades, además, se ofrecen los sagrados alimentos para el Niño Dios.

Después el padrino del pequeño Jesús, junto a los mayordomos, son bendecidos por el párroco para que en sus hogares nunca falte el sustento como señal de agradecimiento divino.

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