Mezquital, una ruta de sabor y antojos

Hay variedad de platillos y sazones que se ofrecen a los visitantes y turistas en distintos municipios

Alberto González

  · domingo 1 de agosto de 2021

Los turistas foráneos y locales pueden iniciar la ruta de los sabores, que ofrecen la barbacoa y el ximbo, gorditas y otros. / Wendy Lazcano

Desde Pachuca empieza la ruta gastronómica, donde se ofrecen parte de los platillos que se pueden saborear en el Valle del Mezquital, dependiendo de la época en que se acuda. Pueden encontrar desde un menú tradicional de barbacoa y ximbo, hasta guisados, quesadillas o gorditas con ingredientes exóticos, como chinicuiles, escamoles, gualumbos y flor de garambullo, o los muy apetecidos curados de pulque.

Los turistas foráneos y locales pueden iniciar la ruta de los sabores y aromas en la capital de Hidalgo, donde hay restaurantes y mercados municipales que ofrecen la barbacoa y el ximbo, gorditas y otros manjares, dependiendo de la economía del comensal donde quiera degustar del menú tradicional: un abundante y rico mole de panza en el mercado de Barreteros de la popular calle de Guerrero, hasta una barbacoa en un bufet del bulevar Colosio, aunque el precio por kilo es más caro que en el puesto de la calle.

Pero si viene de la Ciudad o Estado de México, Querétaro, Puebla, Tlaxcala y le gusta respirar el aire de la provincia, hay que circular por la vía México-Laredo para llegar a El Arenal, a 20 minutos de Pachuca, donde se puede consentir el antojo por las tradicionales gorditas, la barbacoa y un sabroso vaso de pulque, ofreció Paulina Reyes, quien hace 30 años inició con su puesto a un costado del Santuario del Señor de las Maravillas.

En Semana Santa ese lugar concentraba a miles de peregrinos que acudían a visitar el templo y no faltó quien les ofreciera de comer, lo que generaba una derrama económica, lejos de pensar en promover la gastronomía hidalguense, hoy implícito en cada sitio de venta de estas variedades.

Asimismo, 10 kilómetros adelante, está la “tierra de la barbacoa y el ximbo”, Actopan, donde cada miércoles de tianguis y fines de semana, abundan las opciones. Una familia de cinco integrantes gastaría poco más de mil pesos en satisfacer su gusto, aunque es más económico el ximbo en sus presentaciones de pollo, pollo con cueritos y chamorro, con tortillas hechas a mano, recomendó Hugo Serrano, también llamado “Rey del Ximbo”.

Hay un amplio menú de gorditas. / Wendy Lazcano

Igualmente está la posibilidad que quieran probar otros platillos, ni puerco ni borrego ni tampoco pollo. En vez de pasar a Actopan, hay que circular por la carretera a Tula y a 10 minutos esta la comunidad de San Antonio Zaragoza, municipio de San Salvador, que en los últimos 30 años ya es una parada obligada.

Hay un amplio menú de gorditas con huitlacoche, quelites, tierritas, los tlacoyos con frijoles y queso. Hay temporada también con chinicuiles, escamoles, gualumbos, algunos por su precio no son tan demandados, comenta Sandra Hernández, nieta de quien fue conocida como “Juanita”, Juana Hernández (qepd), que un día sacó muebles y utensilios de su casa para improvisar su puesto con el propósito de llevar ingresos para la familia. Con el paso del tiempo, su necesidad económica la transformó en una promotora de la cocina hidalguense, como la definen las autoridades de Turismo estatal a todas como ella.

A 20 minutos de Pachuca se puede consentir el antojo por las tradicionales gorditas, la barbacoa y un sabroso vaso de pulque. / Wendy Lazcano

Si son de los paseantes que madrugan a la hora de viajar a Hidalgo, más delante de San Antonio Zaragoza, a 15 minutos está Tepatepec, perteneciente a Francisco I. Madero, donde podrán degustar, antes de las 11 de la mañana, las inigualables gorditas de panza de res.

Le anticipamos que después de esa hora, ya no hay. Es muy probable que, de Tepatepec, el referente sean sus gorditas, porque a diario hay que llegar temprano a comprobar por qué se acaban tan rápido.

Casi todos los municipios del Valle del Mezquital sorprenden a los paladares con sus platillos elaborados con recetas tradicionales, ahí radica su fama y secreto, que atrae cada fin de semana a comensales que quieren olvidar los sabores de las grandes ciudades. Por carretera es fácil seguir la ruta de los pueblos con sabor.

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