La siembra de pastos forrajeros en suelos malos para otros granos de consumo humano, son la alternativa contra la sequía porque soportan los cambios bruscos de temperatura y así los animales lo retribuyen en carne, leche y fertilizantes, afirmó Filogonio Jesús Hernández Guzmán, investigador de la Universidad Politécnica de Francisco I. Madero.
Frente a la falta de lluvia para tierras de temporal y la escases de riego en ciertas latitudes del estado, el especialista afirmó que es buena opción, especialmente donde se siembra el maíz.
“Se hace el cambio para los suelos malos” con características arriba citadas.
Recordó que a finales del siglo XIX “los holandeses ya no sembraban cultivos que fueran siniestrables, sembraban lo que resistía y se lo daban de comer a los animales, éstos producían estiércol que era utilizado para cultivar”.
Los pastos requieren de microorganismos simbiontes (aquellos que necesitan asociarse con otros organismos para desarrollarse y de esta asociación se benefician ambos), disminuyen el uso de fertilizantes químicos, producen fósforo, permiten la fijación de nitrógeno elemento más limitante en el crecimiento vegetal, y microelementos, describió.
“Son pastos de temporal que aprovechan bien 20 mililitros de lluvia, la humedad baja y eso les sirve, con 250 mililitros por metro cuadrado de lluvia en todo el año les sirve para sobrevivir”.
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Mientras que no se siembra maíz, los animales los consumen y así pueden reproducirse, aprovecharse su carne, leche y usar el estiércol para que de nuevo se pueda sembrar maíz en el mismo suelo, informó.