Muchos tulancinguenses pueden dar fe y legalidad de la exquisitez de uno de los lugares que ha visto generaciones y generaciones de niños, y se trata de la miscelánea La Rosita.
La Miscelánea La Rosita, de Don Luis Barrera, se encuentra ubicada frente a la escuela primaria Martín Urrutia Ezcurra, y a la vuelta del plantel Licenciado José María Lezama, por lo que alumnos y maestros, al igual que algunos padres de familia, son parte de la historia de la tienda.
Como ha trascendido la tienda La Rosita
Refrescos, papas fritas, galletas y otros alimentos comerciales siempre han sido parte de esta miscelánea que ha sido parte de la infancia de cientos de generaciones de tulancinguenses.
Además estampas coleccionables y otros artículos de moda que son la fascinación de los niños.
Al entrar a la miscelánea, el azulejo recuerda a entrar a la casa de los abuelos o padres, pues las paredes con un tono crema y los muebles, así como algunos estantes de exhibición, se conservan en la estética que tenían hace varios años ya.
Un guajolote y otros antojitos mexicanos de La Rosita
Sin duda alguna, la Miscelánea La Rosita está presente en la memoria de todos los tulancinguenses que han pasado por la Martín Urrutia y la Lezama, esto por sus deliciosos guajolotes acompañados de un refresco en bolsa.
Tal como lo muestra su fachada al tener a unos personajes de Disney comiendo, en La Rosita algunos de los alumnos salían a la hora del recreo por un guajolote o bien, lo compraban al terminar las clases.
De acuerdo con algunos tulancinguenses, además de los guajolotes la miscelánea se distingue por sus tortas de flan y de nata, que muchos han calificado como deliciosas.
“Desde niño compraba guajolotes ahí, de hecho igual era muy famosa porque ahí podías comprar las estampitas para coleccionar tus álbumes de moda”, dijo David Picazo Rodríguez.
“Deliciosos. Mis hermanos y yo estudiamos en la Martin Urrutia y al salir de la escuela nos íbamos caminando a casa con un rico guajolote y un refresco en bolsa”, expresó Marce Itze Trejo González.