Monseñor Domingo Díaz Martínez, arzobispo de la Arquidiócesis de Tulancingo, aún está a la espera del “visto bueno” de Su Santidad el Papa Francisco, quien ha de autorizar su renuncia y así poder gozar del retiro, según lo establecen los cánones de la Iglesia Católica.
De acuerdo con esta normativa religiosa, todos los obispos deben presentar su renuncia a los 75 años de edad. En el caso de Monseñor Domingo, en agosto cumplirá 76 años, por lo que está a unos cuantos meses de que se cumpla un año de que envió su carta de renuncia a la Ciudad del Vaticano.
“Supongo que ese tema ya va avanzado (...) yo ya tengo derecho a mi retiro, pero mientras no llega yo sigo trabajando no hay problema”, señaló Monseñor.
Dijo que una vez que el Vaticano le anuncie que fue aprobado su retiro, dedicará su tiempo a la oración y a aprender uno de los instrumentos musicales que más le apasionan.
“Yo tengo ganas de descansar y quiero dedicarme a la oración y a la música, quiero aprender a tocar piano pero con nota, porque solo se sacar canciones de oída. A eso me voy a dedicar, ya estoy tratando de aprender las notas”
El proceso de renovación arzobispal no tiene un plazo definido, sin embargo, una vez que el Vaticano dé la instrucción, se dan hasta dos meses para que llegue el relevo del actual Arzobispo. Domingo precisó que debía ser un obispo joven que ya esté ordenado, por lo que descartó que la nueva autoridad eclesiástica se asigne a un sacerdote oriundo de Tulancingo.
“Me dijeron que hay que esperar a que encontremos al candidato para Tulancingo, ya que lo encuentren tardará dos meses en llegar. Yo creo que llega un obispo que ya esté ordenado y que sea joven”, abundó.