Transcurrieron tres días desde el inicio de la Conferencia del Episcopado Mexicano en la capital del país, encuentro de todos los obispos en territorio nacional y que convocó por supuesto a monseñor Domingo Díaz Martínez, arzobispo de la Arquidiócesis de Tulancingo; así como a Juan Pedro Juárez, obispo de Tula; y a José Acosta Beltrán, obispo de Huejutla. Aquí y en conjunto, emitieron un comunicado en el que piden "orar por la paz del mundo".
Tras jornadas extensas de reuniones en donde incluso sostuvieron conversaciones con el Nuncio Apostólico en México, Joseph Spiteri, obispos coincidieron al término del tercer día de su Asamblea Plenaria número 114, que "aunque es imposible ignorar los múltiples escenarios en los que por doquier parecen campear signos de muerte, tampoco podemos caer en desánimos pesimistas que podrían infectarnos de miedos y secuestrar nuestra esperanza".
Por tal motivo, refrendaron su disposición para luchar por la paz en un panorama envuelto en la realidad de violencia, crimen, violación a derechos, mentiras, migración forzada, polarización social e ideológica. Dijeron que se mantienen firmes para que "la paz ocupe el lugar de la violencia (...), la unidad supere la división, la verdad a la mentira, la justicia a la impunidad y la vida a la muerte".
Es así que propusieron e hicieron el llamado a seguir animando a "nuestros hermanos" a avanzar con paso firme y unidos en la fe, por lo que desde su trinchera seguirán impulsando diversas iniciativas para la construcción de la paz con encuentros, conversatorios, diálogos, entre otros. Además, adelantaron que próximamente sostendrán reuniones con el Papa Francisco en la Ciudad del Vaticano; previamente, Monseñor Domingo Díaz precisó que será en mayo cuando esto ocurra.
Con anterioridad, el Arzobispo de Tulancingo se pronunció en reiteradas ocasiones en contra de los hechos violentos que se viven en Hidalgo, además de catalogar la época contemporánea como una de las más polarizantes y envueltas en mentiras como ninguna otra en el pasado. Durante la Semana Santa, pidió a feligreses a poner un alto a dichos actos para así enfocarse en lo que él llama "bienes que no se ven": humildad, caridad, empatía, fe, entre otros valores.