TEPEAPULCO, Hgo.- En el Día del Policía mujeres adscritas a la Secretaría de Seguridad Pública, Tránsito y Movilidad Municipal, algunas con hasta veinte años de trabajo, afirman que el machismo prevalece dentro de las corporaciones policiacas, pero que la profesionalización les ha permitido ganar espacios y el respeto de sus pares, así como de la ciudadanía, logros que, aseguran, han alcanzado gracias al apoyo de sus familias.
Amelia Dominguez Rodriguez, comisaria y titular de la unidad de Prevención del Delito, comenzó su labor en Seguridad Pública como policía raso hace quince años, un periodo en el que, dijo, también inició una lucha para evitar que subestimaran su trabajo y su participación en operativos, detenciones y aseguramientos; sin embargo, afirmó fue la capacitación a traída gracias a programas como Fortaseg, así como la búsqueda de la constante promoción con la que hasta la fecha ha ido ganándose un lugar en la policía.
La uniformada aseguró que ser policía es un trabajo que requiere vocación y una labor de la que se siente muy orgullosa pues gracias a Seguridad Pública se ha hecho de un patrimonio; no obstante, indicó, se pagan algunas facturas como ser una madre no tan presente.
“A veces hay juntas, festivales y simplemente no podemos asistir porque debemos cumplir con un horario de trabajo, pero los hijos te entienden, sobre todo cuando les damos buenos valores y contamos con el apoyo de sus abuelos”.
Luisa Rodríguez, policía segundo con veinte años de antigüedad, afirmó que el machismo prevalece y que el trabajo con sus homólogos varones no ha cambiado mucho en más de dos décadas.
Aseguró que una de las constantes con las que ha tenido que lidiar es cuando sus compañeros varones se valen de su trabajo, “Nos sigue pasando que, por ejemplo, en un patrullaje encontramos un vehículo o una moto con reporte de robo, lo notificamos y entonces llegan otros oficiales en turno y nos hacen a un lado para llevarse el crédito”.
Sin embargo, afirmó nació para ser policía y es un trabajo que le inflama el pecho, pese a tener que dejar a la familia con el desayuno servido, cuando durante un operativo “atrapa a los malos”.
Carmen Fernández, policía tercero, con cerca de veinte años laborando para esta corporación, afirmó que su inicio en Seguridad Pública fue “rudo”, “todos te ven como una persona débil, pero uno no se tiene que creer eso, las capacitaciones, los cursos te van dando visión y los años la experiencia”.
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No obstante, afirmó que ser policía le ha dado otras victorias, pues ingresó teniendo como máximo nivel de estudios la secundaria y hoy ya es una abogada. Tiene el reconocimiento de sus hijos, su principal motor y no teme dar su vida por salvaguardar a la ciudadanía.