Actualmente la sociedad tiene otra visión en cuanto al movimiento artístico del muralismo con técnica de grafiti y hasta colabora prestando sus muros, lo que antes era muy difícil; en Tulancingo se pueden apreciar una docena de este tipo de obras creadas por un grupo de jóvenes, quienes han plasmado aspectos de identidad de este municipio.
Alejandro Márquez, es uno de los autores de estas obras, que se pueden apreciar en muros de escuelas, por ejemplo, Colegio Militar casi esquina Doria; Morelos y Churubusco o calle Nayarit, por citar algunos.
“Para mí el hacer grafiti es poder expresar lo que siento y creo, además de liberar emociones. Es poder transformar los muros en un lienzo, el cual no tiene límites, en cuánto a formas, tamaños y lugares. También es una constante superación por querer pintar cada vez mejor”.
Comentó la diferencia entre el grafiti y un mural; el primero es la apropiación del lugar, solo es pintar y el otro, tiene la función de dar un mensaje a la población.
En su caso, dijo, tiene alrededor de diez años creando murales, los cuales tienen costos diversos, depende del tamaño de la barda y del diseño, por ejemplo, el que se ubica fuera de la primaria Miguel Hidalgo, de 180 metros cuadrados, costó alrededor de 45 mil pesos y hay otro más grande, de 240 metros cuadrados, que está en la pared de la escuela Martín Urrutia.
Algunos de los muros que han ocupado, expuso, han sido facilitados por autoridades educativas y otros, presentan el proyecto a particulares y acceden.
Los temas que han elegido para los murales, comentó, siempre tienen que ver con las raíces y la identidad de los pueblos como en este caso Huapalcalco.