De una cosa está segura doña Rosa María: no quiere morir a causa del Covid-19. Por eso decidió romper con el confinamiento y salir para ser vacunada contra la enfermedad.
Se sincera y dice que aunque sabe que “ya está más para allá que para acá”, algo tiene muy claro y es que no quiere morir por causa de “ese cochino bicho”.
A sus 81 años, doña Rosa María Garnica es la única sobreviviente de seis hermanos. Le gusta arreglarse y este martes usa un delineador negro en los párpados junto con unas sombras nacaradas. Tiene una cabellera blanca que aún guarda residuos de un color rosado.
Doña Rosa María compara la pandemia con un ogro y asegura que le genera mucho miedo y la espanta. Por eso hoy está contenta de haber recibido la primera vacuna, aunque no sabe cuándo le aplicarán la segunda dosis.
“Lo malo que nos ponen la mitad y luego cuándo la otra mitad”.
Para ser vacunada, doña Rosa María tuvo que llamar a Diego, un muchacho de 33 años que le ayuda a los mandados en su casa, pues ella no tiene familiares cercanos.