De 68 años de edad, don Norberto Muñoz Ávila es un artista local oriundo del municipio de Huasca de Ocampo. Su obra cubre varias paredes en las localidades de Huasca y de San Miguel Regla, además de que es responsable por gran parte de la identidad visual del Primer Pueblo Mágico de México: él diseñó, a través de los años, muchos de los letreros artesanales de madera y señaléticas que recorren el pintoresco pueblito.
Sin embargo, hay una particularidad en él que dota de mayor admiración a su trabajo: desde que tenía 21 años, hace más de cuatro décadas, padece de sordera. Aunque siempre se desempeñó como empleado general, no dejó que su discapacidad lo limitara y emprendió esfuerzos para poco a poco expresar sus dotes artísticos en murales que se caracterizan por contar en muchos de ellos, pasajes históricos del municipio de Huasca.
“Mi labor particular está limitada a anuncios en madera tallada, que son pocos en realidad y me permite sobrevivir en lo posible”, cuenta a través de una entrevista hecha con ayuda de mensajería de texto. Y es que su trabajo es inconfundible, pues son anuncios que van en la puerta de los negocios con el nombre o señales de “no tirar basura”, por ejemplo. Todas ellas consisten en madera tallada cubierta con barniz y pintura de aceite, además de que los acompaña con dibujos de duendes, regularmente.
Además de los letreros, también ha pintado murales en escuelas con temáticas infantiles o didácticas, algunos de ellos son de aproximadamente 20 metros de largo. Pese a que son estas imágenes y letreros los que dotaron al municipio de Huasca de una identidad visual que rápidamente se popularizó incluso en otros pueblos mágicos, tal parece que la renovación de imagen que emprendió la actual administración podría someter dichos trabajos al olvido.
Y es que de acuerdo con su testimonio, muchas de las pinturas que en su momento plasmó en el primer cuadro de la cabecera municipal (entre ellas, al menos 60 tenangos), han sido cubiertos poco a poco con pintura blanca, además de que muchos de los letreros artesanales fueron sustituidos por anuncios luminosos que se hacen de forma industrial. Mismo destino sufrieron los murales que estaban en paraderos de transporte público.
Ante tal problemática, don Norberto insiste en que su condición aleja ofertas formales de trabajo e incluso acercamientos con las autoridades gubernamentales: “busco que otros municipios conozcan mi trabajo y me otorguen una oportunidad de hacer mejoras públicas visuales de imagen turística. Me clasifican como persona discapacitada sorda de la tercera edad (pero) mi mente tiene bastante lucidez, sin vicios, no pido pago como artista pero sí un modo de vivir más estable”