El olor a pollo es la principal señal de que estamos comprando un producto fresco, describió el titular de la Comisión para la protección contra riesgos sanitarios de Hidalgo (Copriseh), Luis Alberto Mercado Hernández.
“Es fundamental el olor a pollo. Si es fétido o putrefacto, presenta poca baba o escurre o huele mal” no es confiable y no hay que consumirlo, obviamente aquella persona no vuelve a ese negocio, afirmó.
Como se trata de una carne que se refrigera para su traslado o conserva y luego se pone a la venta, no debe estar expuesta al sol y polvo durante su exhibición a la clientela, agregó.
En su orientación sobre la comercialización del cárnico aviar, es fundamental identificar las condiciones sanitarias del establecimiento y asegurar la calidad de lo que venden, explicó.
La persona que maneja la mercancía debe observarse portando una bata blanca, cubrepelo y aseo en general, así como la limpieza de la zona donde se desplaza el despachador, enlistó.
El peso correcto es parte de las características de compra, para ello si se desconfía del aparato que usan para tasar las piezas y costo, se puede acudir a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) para que acuda a revisarla.
De preferencia, dijo, el aviso de funcionamiento que otorga la Secretaría de Salud de Hidalgo, que es completamente gratuito, hay que clocarlo en un lugar visible al consumidor, así como la licencia que expide la Dirección municipal de Comercio y Reglamentos.
En caso de duda, sospecha o denuncia del pollo se puede comunicar al teléfono 7717181756 extensión 107 de las ocho a las 16 horas de lunes a viernes, al correo electrónico quejasydenuncias@ssh.gob.mx, a cualquier día y hora, informó el comisionado.