Los campesinos del Valle del Mezquital aún conservan las actividades ganaderas heredadas por sus antepasados, como lo es el pastoreo, que tiene como propósito el de la crianza y crecimiento de ganado como vacas, toros, chivos o borregos.
Esta actividad permite a los campesinos del Valle del Mezquital tener un ahorro familiar, o un borrego o chivo para venta o bien para sacrificarlo y comerlo en barbacoa, caldo o asado.
Los pastores todos los días salen después del mediodía, al cerro, ejido o milpa, en busca de alimento para brindar a sus animales, a veces tienen que caminar por kilómetros para llegar al lugar donde acaban de cortar la alfalfa o levantar pacas de zacate.
Don Jorge Martín, tiene treinta borregos de la raza conocida como criollos, todos los días los saca a pastar, si un día no lleva a sus rebaños al cerro, comienzan a enflacar y no se desarrollan.
Don Jorge es un pastor del municipio de Chilcuautla, quien heredó la actividad del pastoreo de sus padres, “Cada borrego se vende hasta en tres mil pesos, depende del tamaño y su peso” relató.
En las milpas donde cortan, alfalfa, maíz, quedan mermas que son aprovechadas por los pastores, ahí llevan sus rebaños de borregos o chivos, para que se alimenten por más de dos horas.
“Cuando no hay rastrojo, vamos al cerro, al ejido para que el ganado coma tinas, nopales, heno de los mezquites, o en las bordos o orillas de los canales donde crece pasto fresco”, dijo el pastor.
Un pastor siempre va acompañado de sus perros que son los guardianes, que ladran ante los peligros, como otros canes, o algunos animales silvestres; los perros también ayudan a sus amos en las labores de pastoreo, para guiar al ganado en los caminos de terracería o de piedra.
“En la actualidad, esta actividad ganadera o comercial, casi no se practica los jóvenes prefieren migrar hacia los Estados Unidos, o dedicarse a otro cosa, ya somos muy pocos quienes nos dicamos a pastorear”, finalizó Don Jorge Martín.