La mala disposición de las pilas y baterías de uso diario después de su vida útil, ocasiona contaminación en el suelo, flora, fauna, ríos, arroyos y además de afectar al medio ambiente también lo hacen a la salud del ser humano, causando desde cambios de personalidad, pérdida de la visión, memoria, convulsiones, sordera o problemas en los riñones y pulmones e incluso diferentes tipos de cáncer, dijo en entrevista Dora Enriqueta López Santillán quien es ingeniera agroindustrial y maestra del Colegio de Bachilleres del Estado de Hidalgo (COBAEH), plantel Cuautepec.
Explicó que los componentes que las conforman, contienen elementos contaminantes y tóxicos como mercurio, cadmio, litio y plomo que son altamente cancerígenos.
“Es muy importante el trato que se les da después de su vida útil, no es recomendable depositar las pilas y baterías en el bote de basura, junto con los residuos domésticos o tirarlas en la calle, eso significa que terminarán en un basurero municipal, en el campo o lo que es peor, serán incineradas”.
Detalló que una vez desechadas, la lluvia lava los restos de las pilas y arrastra el mercurio, el cual puede llegar a ríos y arroyos y contaminarlo, de igual forma cuando son incineradas, estallan por lo cual los demás componentes de la pila entran en combustión y liberando una gran cantidad de contaminantes al aire.
Reiteró que todo tipo de pilas y baterías desde las llamadas de “botón” que son utilizadas en relojes, las que se usan en controles para el televisor y hasta las de los equipos de telefonía, son altamente contaminantes.
“De acuerdo con datos de la CONACyT una pila tipo botón que se usa en relojes contamina hasta 600 mil litros de agua, una de zinc-aire 12 mil litros y una de óxido de plata 14 mil litros del vital líquido.
En cuanto a los efectos que en los seres humanos causan, mencionó, que estudios médicos han demostrado que el consumo de alimentos contaminados por mercurio puede provocar cambios en la personalidad, pérdida de la visión, memoria, convulsiones, sordera o problemas en los riñones y pulmones.
Aseveró que el plomo daña el sistema nervioso, los riñones y el sistema reproductivo; como no se degrada cuando se libera al aire, puede ser transportado largas distancias antes de sedimentar; Se adhiere a partículas en el suelo y puede pasar a aguas subterráneas.
Añadió que el litio es un neurotóxico y tóxico para el riñón, por lo que la intoxicación por litio produce fallas respiratorias, depresión del miocardio, edema pulmonar y estupor profundo, daña el sistema nervioso hasta provocar coma e incluso la muerte. El litio puede lixiviar fácilmente y llegar a los mantos acuíferos.
Agregó que el cadmio es una sustancia cancerígena que si respira en altas concentraciones produce graves lesiones a los pulmones, ingerirlo provoca daños a los riñones. En dosis altas puede producir la muerte. El níquel tiene efectos sobre la piel, respirar altas concentraciones produce bronquitis crónica y cáncer de pulmón y de los senos nasales. Se libera a la atmósfera por incineración de basura. En el aire, se adhiere a partículas de polvo que se depositan en el suelo.
Finalmente destacó la importancia de realizar un buen manejo y disposición de las pilas y baterías después de ser utilizadas.
“Hace muchos años se colocaron contenedores para que después fueran colocadas en un contenedor más grande de concreto que se selló herméticamente. Hoy ya no existen esas campañas por lo que lo más recomendable es sellar las pilas con cinta adhesiva o masking e irlas depositando en un envase de PET de dos litros y colocar también en el interior aserrín o arena que sirve como absorbente de esos metales pesados mientras se les puede llevar a un centro de acopio o alguna campaña”, concluyó.