Que las grandes figuras políticas del momento vistan con bordados hñahñus, es la gran alegría, así como la satisfacción para una artesana, y la joven ingeniera textil Abigail Isidro Caramaya lo consiguió en este año.
Primero, fue el gobernador electo Julio Menchaca Salazar y hace unos días el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Ambos se presentaron ante hidalguenses y mexicanos, respectivamente, portando guayaberas bordadas por manos hñahñus.
Abigail recordó cuando dialogó con el gobernador sobre estas ornamentaciones textiles, así que pidió un diseño que integrara todas las regiones de la entidad y lo logró en tono guinda con fondo blanco.
La prenda la portó todo el día de la elección, resaltó. Poco después, recibieron la adquisición de un pedido especial con carácter de urgente: una camisa para el presidente Andrés Manuel López y regalársela.
En ambos casos cumplieron con la encomienda, “me hace sentir satisfecha, alegre el ver nuestros atuendos”, especialmente en figuras reconocidas al igual que en una ama de casa o una doctora mientras atiende pacientes porque cumplen con su función de vestir para cualquier ocasión.
Los bordados del Valle hacen uso de la flora, la fauna nativa, la caracteriza especialmente los pajaritos, así como la cosmovisión a través de estrellas con picos que representan cada uno de los puntos cardinales, “el que portes una prenda indígena, realmente empatizas con las personas de esa cultura como con el resto, logra identificarse con las personas”, mencionó.
Abigail Isidro unió artesanos y profesionistas para dar origen al grupo Textiles Caramaya, dedicado a crear atuendos con este arte indígena, “nuestra cultura es de personas inteligentes, que les gusta mucho la geometría, las matemáticas, porque la persona Hñahñu es obsesionada a las cosas numéricas, es decir, a la precisión”, aseveró.
Y esa exactitud se aplica en cada ave, flor, estrella, rombo que borda la aguja empuñada por la mano, pues avanza acorde al conteo de los hilos de la tela simétrica de algodón hasta lograr la figura deseada.
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Abigail Caramaya encontró en sus investigaciones que décadas atrás, los bordados ayudaron a enseñar a leer y escribir entre las hñahñus, “una parte que nos distingue es que no le quitamos la esencia de los productos que hacemos en equipo, porque el trabajo del artesano es igual de valioso de lo que hace un diseñador, la costurera o los ingenieros textiles”, expresó.
Finalmente, aclaró que detrás de cada prenda no hay artesanas explotadas, sino autoempleadas, ya que su adquisición contribuye a la economía de ellas que pueden ser madre, soltera o viuda.