“El campo ya no es negocio”, aseveró Ana María Ortiz, originaria de la comunidad de Nopalillo municipio de Metepec, quien recibe del Programa de Apoyo Directo al Campo (Procampo) un monto por 5 mil 500 pesos por cuatro hectáreas, en donde siembra maíz.
Explicó que el campo no es fructífero porque debe comprar abono, pagar el tractor, además de que tiene que pagar peones para que siembren, por lo que son pocas las ganancias que llega a tener, “ya no conviene”.
La productora, describió que el año pasado la milpa estaba “muy bonita”, pero como llovió demasiado e hizo mucho aire, se cayó, además que con el paso del huracán Grace, la poca milpa que había se acabó de derrumbar, “y ya no dio”.
“No hay ganancias, ya solo es como un ahorro que tiene uno, porque no se gana nada, ya los peones quieren cobrar muy caro”, lamentó.
Con su parcela, asegura que tiene 55 años, pero anteriormente trabajaba su esposo el cultivo de maíz, pero desde que murió, ella siguió con la siembra con el apoyo de uno de sus hijos, aunque no le gusta trabajar en el campo.
Sostuvo que los jóvenes en la actualidad, ya no quieren trabajar la tierra, pues ellos opinan que no se puede vivir de la siembra, por lo que se buscan otras fuentes de trabajo, que les reditué más en comparación con el esfuerzo de cultivar el campo.
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“El campo ya no es negocio, lo que nos vale es que tenemos una hectárea de riego, a esa sí, un poquito más se le gana”, compartió.
A pesar de las condiciones del campo, señaló que le tienen que hacer la lucha, “para que tenga que comer”.