Tras dedicar su vida y amor a la docencia por 40 años, Ana Berta Ocádiz Cruz o profa Bety, como es conocida por sus ex alumnos, este próximo mes de julio, cumple cinco años de jubilada. Y aunque ama y disfruta la docencia, entiende que hay ciclos y etapas, por lo que desea lo mejor a sus colegas que aún ejercen.
La profa Betty narró que inició en el arte de la docencia el primero de septiembre de 1979, en la Escuela Primaria “Lázaro Cárdenas”, en el municipio de Singuilucan y se jubiló el primero de julio del 2019.
“Estudié en el Centro Regional de Educación Normal “Benito Juárez “ en la ciudad de Pachuca. Terminé en el año de 1979, a la edad de 19 años”, recordó con nostalgia la docente.
Aunque reconoce que extraña los salones de clases y a las y los alumnos fue lo mejor que le pudo pasar en el ejercicio de su profesión, entiende que todo lo que empieza tiene que acabar y es un ciclo que le dejó grandes satisfacciones.
Anteriormente, las y los docentes eran vistos como un padre/ madre, guía o figura de respeto, reconoció la docente, que aunque todo va evolucionando, sigue viendo a muchos docentes muy involucrados en sus tareas pedagógicas por lo que son vistos por la comunidad escolar como guías de la formación de sus hijos; muchos padres de familia buscan sus consejos; pero sobre todo los maestros actuales siguen siendo muy queridos por sus alumnos.
Sin duda alguna, dijo, una parte fundamental y parte de la formación que ellos impartían, se basaba en los derechos de los niños, para lograr una formación integral de los infantes, y mostrarles la importancia del respeto por su vida, la libertad, a ser llamado por su nombre, la alimentación, a los servicios de salud, a la educación y que esto a su vez, les permita formarse como individuos respetuosos de su entorno natural y social.
Recordó la profa Bety que, tuvo la fortuna de trabajar siempre con maestros con valores muy destacados y con un alto sentido de responsabilidad. “Afortunadamente siempre fuimos dirigidos por directores que fueron un gran ejemplo a seguir”, por lo que ella y sus compañeros se dedicaron a la docencia en base a la inculcación de valores para los pequeñines.
Aunque en la forma y sistema de educación con el que ella empezó y está actualmente hay un mundo de diferencias, dijo que en el ejercicio de la docencia se enfrentan de manera diaria con una problemática diferente en cada niño.
“Cada alumno aprende a diferente ritmo y de diferentes formas; pero todos aprenden. Lo que no aprenden con un maestro, lo aprenderán con el siguiente. El tema de la reprobación atiende diferentes criterios: los que no están de acuerdo defienden la idea que un niño reprobado es muy probable que no regrese a la escuela o quizá una calificación reprobatoria contribuya a tener una autoestima baja.
Los que están a favor de la reprobación creen que es mejor que hagan un buen año escolar a que siempre vayan rezagados. Ambos criterios tienen sus pro y sus contras. Yo me inclinaría por pasarlos de grado y ayudarles a superar sus dificultades”, puntualizó la profesora.
Por último, y con mucha emoción, dijo que su profesión y desempeñarse por 40 años valieron la pena, le dio todo para ella y su familia, además de tener alumnos destacados y darle el privilegio de tener amigas y amigos muy queridos.
“Soy muy afortunada porque gozo de buena salud y eso me permite disfrutar de mi familia”, expresó emocionada.