Cientos y cientos de litros de pulque se repartieron y vendieron a lo largo del domingo en Singuilucan, municipio bien conocido por su deliciosa agua de las verdes matas y por sus localidades campesinas en las que aún persisten muchos tlachiqueros. El motivo de este cónclave pulquero fue la llegada de la primavera, pues como desde hace tres años, se ejecuta un ritual indígena para purificar las energías y agradecer durante el equinoccio.
Llamado así en honor a esta práctica, el “Pulquinoccio” congregó a miles de personas a lo largo de todo el día, así como a al menos una veintena de productores de pulque que deleitaron con variedad de curaditos: que si los clásicos de guayaba hecho con pulpa, o si de avena o de nuez; o bien, otros más atrevidos como el de vino tinto, el de yakult, mazapán, beso de ángel, fresas con crema, ostión con camarón, chinicuil y hasta de extracto de cannabis, para quienes buscaban un efecto aún más relajante.
Pero no todo era “baba de los dioses”, también se ofreció abundante comida. Entre la oferta gastronómica destacaron los tacos de asada, barbacoa, birria, tamales y todo tipo de antojitos: guajolotes, tlacoyos, sopes, huaraches, elotes, entre otras delicias. No faltaron tampoco los puestos de jarritos y xomas de barro, souvenir obligado para las decenas de visitantes que llegaron desde la Ciudad de México.
También asistieron el club de moteros, quienes participaron del ritual y hasta recibieron una limpia en sus vehículos, a fin de que “los resguarden mientras van en el camino”, señaló el representante del colectivo indígena que ejecutó el rito.
Carnaval en Singuilucan
Otro de los grandes momentos del Pulquinoccio fue la celebración del carnaval, seguramente el último que se emprende en el estado de cara a la Semana Santa, que inicia el siguiente domingo.
Provenientes de Metepec, Estación de Apulco, entre otros danzantes de la redonda, se integraron no menos de cinco comparsas para un total aproximado de 150 huehues, entre los tradicionales guerreros nahuas con sus altos y frondosos penachos, monstruos enmascarados y la compañía de danza de Singuilucan, ensamble conformado por niñas del municipio que engalanaron el avance con sus vestidos y antifaces.
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