/ lunes 11 de noviembre de 2024

Radiotelescopio tulancinguense estaría listo en 2025

Especialistas de universidades de la región así como del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica prevén que la Estación Terrena se convierta en un Centro de Investigación Científica de Alto Nivel

Todo apunta a que 2025 será, así como 1968, un año en el que la Estación Terrena de Tulancingo volverá al radar nacional y a insertarse en la historia contemporánea de esta ciudad. De acuerdo con especialistas del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica Puebla (IROE), el próximo año se realizarán las pruebas finales para convertir la antena Tulancingo-I en un radiotelescopio, desarrollo científico que al momento presenta un 80 por ciento de avance y con el cual podrán generarse estudios sobre temas astronómicos de alto nivel y de las comunicaciones de la red de espacio profundo.

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Tal adelanto lo ofreció el doctor David Michael Gale, investigador de dicha institución, quien en compañía de homólogos de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), la Universidad Politécnica de Tulancingo (UPT), la Universidad Tecnológica de Tulancingo (UTEC), así como representantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que tras estudios y diligencias en la Estación Terrena que comenzaron desde 2019, dicho complejo ubicado al margen de la carretera federal México-Tuxpan es idóneo para convertirse en un Centro de Investigación Científica de Alto Nivel.

“Este proyecto arranca con los primeros trabajos en el año 2019-2020 y en esta etapa tuvimos un avance bastante fuerte con lo que era la revisión y algunas adecuaciones en la antena Tulancingo-I, la más antigua del sitio. Es curiosamente la antena, por su apertura de 32 metros de diámetro y su tipo de construcción, es la más interesante para hacer astronomía”, expuso el especialista.

Impulsado por científicos de la UNAM, el IROE, la Financiera para el Bienestar, la Agencia Especial Mexicana, entre otras organizaciones, el proyecto avanzó satisfactoriamente en 2024, dedicado al desarrollo del software y programación del sitio, labor a cargo del Observatorio Astronómico Nacional de la UNAM; mientras que para el siguiente año, se aterrizarán los cálculos necesarios para completar la instalación del instrumento de observación.

“El avance es fuerte, yo diría que 70 u 80 por ciento (...) el instrumento en sí ya está construido, entonces este año que entra esperamos empezar a hacer pruebas, el telescopio tiene que ser calibrado, cuantificado. Hay un proceso de calibración que es más complejo que la vida normal de una antena de telecomunicaciones. Hay otro conjunto de retos que hay que cumplir pero vamos bien. La semana siguiente vienen los compañeros de la UNAM a seguir trabajando”

Pero eso no es todo: el proyecto contempla el uso de las 23 hectáreas de este complejo para el desarrollo de un Centro de Investigación Científica de Alto Nivel en el que puedan estudiarse fenómenos relacionados a la astronomía, la física, la óptica, la electrónica, por mencionar algunos. Universidades regionales, nacionales e internacionales integrarán la vinculación académica que fortalecerá dicho centro, el cual podría acompañarse de un museo para que la población conozca no solo la historia de este recinto, sino también los alcances y relevancia del futuro radiotelescopio.

Funcionará, además, como incubadora para una gran variedad de aplicaciones de la radiociencia, incluyendo datos geoespaciales, la percepción remota y la comunicación con enjambres satelitales.

“La participación de la UNAM y la INAOE viene en automático por la conexión que ha existido con la Estación Terrena, pero lo fuerte para nosotros son las universidades de la región y otros estados, no sólo con interés en astronomía o física, queremos ser inclusivos porque es una oportunidad de mostrar lo que puede ofrecer el estado y el municipio”, abundó Gale.

Este avance en materia de investigación científica y astronómica llegará a 57 años de aquel 10 de octubre de 1968, cuando en plena coyuntura social y política (derivado de la entonces reciente Masacre de Tlatelolco), Tulancingo y su joven antena fueron responsables por la primera transmisión internacional, también la primera edición televisada, de los Juegos Olímpicos, cuya sede fue la Ciudad de México. Este hecho colocó al municipio en el panorama mundial, a tal grado que la hazaña le propinó al municipio un mote que hasta el día de hoy prevalece, incluso, a nivel nacional: la Ciudad de los Satélites.

A lo anterior se suman noticias de eventos ocurridos alrededor del mundo, como el terremoto de 1985 en la Ciudad de México, la Caída del Muro de Berlín, la caída de las Torres Gemelas, entre otros.


Todo apunta a que 2025 será, así como 1968, un año en el que la Estación Terrena de Tulancingo volverá al radar nacional y a insertarse en la historia contemporánea de esta ciudad. De acuerdo con especialistas del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica Puebla (IROE), el próximo año se realizarán las pruebas finales para convertir la antena Tulancingo-I en un radiotelescopio, desarrollo científico que al momento presenta un 80 por ciento de avance y con el cual podrán generarse estudios sobre temas astronómicos de alto nivel y de las comunicaciones de la red de espacio profundo.

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Tal adelanto lo ofreció el doctor David Michael Gale, investigador de dicha institución, quien en compañía de homólogos de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), la Universidad Politécnica de Tulancingo (UPT), la Universidad Tecnológica de Tulancingo (UTEC), así como representantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que tras estudios y diligencias en la Estación Terrena que comenzaron desde 2019, dicho complejo ubicado al margen de la carretera federal México-Tuxpan es idóneo para convertirse en un Centro de Investigación Científica de Alto Nivel.

“Este proyecto arranca con los primeros trabajos en el año 2019-2020 y en esta etapa tuvimos un avance bastante fuerte con lo que era la revisión y algunas adecuaciones en la antena Tulancingo-I, la más antigua del sitio. Es curiosamente la antena, por su apertura de 32 metros de diámetro y su tipo de construcción, es la más interesante para hacer astronomía”, expuso el especialista.

Impulsado por científicos de la UNAM, el IROE, la Financiera para el Bienestar, la Agencia Especial Mexicana, entre otras organizaciones, el proyecto avanzó satisfactoriamente en 2024, dedicado al desarrollo del software y programación del sitio, labor a cargo del Observatorio Astronómico Nacional de la UNAM; mientras que para el siguiente año, se aterrizarán los cálculos necesarios para completar la instalación del instrumento de observación.

“El avance es fuerte, yo diría que 70 u 80 por ciento (...) el instrumento en sí ya está construido, entonces este año que entra esperamos empezar a hacer pruebas, el telescopio tiene que ser calibrado, cuantificado. Hay un proceso de calibración que es más complejo que la vida normal de una antena de telecomunicaciones. Hay otro conjunto de retos que hay que cumplir pero vamos bien. La semana siguiente vienen los compañeros de la UNAM a seguir trabajando”

Pero eso no es todo: el proyecto contempla el uso de las 23 hectáreas de este complejo para el desarrollo de un Centro de Investigación Científica de Alto Nivel en el que puedan estudiarse fenómenos relacionados a la astronomía, la física, la óptica, la electrónica, por mencionar algunos. Universidades regionales, nacionales e internacionales integrarán la vinculación académica que fortalecerá dicho centro, el cual podría acompañarse de un museo para que la población conozca no solo la historia de este recinto, sino también los alcances y relevancia del futuro radiotelescopio.

Funcionará, además, como incubadora para una gran variedad de aplicaciones de la radiociencia, incluyendo datos geoespaciales, la percepción remota y la comunicación con enjambres satelitales.

“La participación de la UNAM y la INAOE viene en automático por la conexión que ha existido con la Estación Terrena, pero lo fuerte para nosotros son las universidades de la región y otros estados, no sólo con interés en astronomía o física, queremos ser inclusivos porque es una oportunidad de mostrar lo que puede ofrecer el estado y el municipio”, abundó Gale.

Este avance en materia de investigación científica y astronómica llegará a 57 años de aquel 10 de octubre de 1968, cuando en plena coyuntura social y política (derivado de la entonces reciente Masacre de Tlatelolco), Tulancingo y su joven antena fueron responsables por la primera transmisión internacional, también la primera edición televisada, de los Juegos Olímpicos, cuya sede fue la Ciudad de México. Este hecho colocó al municipio en el panorama mundial, a tal grado que la hazaña le propinó al municipio un mote que hasta el día de hoy prevalece, incluso, a nivel nacional: la Ciudad de los Satélites.

A lo anterior se suman noticias de eventos ocurridos alrededor del mundo, como el terremoto de 1985 en la Ciudad de México, la Caída del Muro de Berlín, la caída de las Torres Gemelas, entre otros.


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