En el fraccionamiento Real de Castilla, en Atotonilco de Tula, los habitantes viven tranquilos, pero no seguros, varios han regresado a sus casas y se las han saqueado los delincuentes, expuso el representante vecinal, Mario Jiménez Gutiérrez.
Al igual que muchos de los compradores, creyeron en lo que les ofrecieron: “un lugar tranquilo para vivir” con su familia, sin embargo, se “volvió una pesadilla” con tanto robo a las viviendas, recalcó.
Luego a manera de recuento, enlistó que hace aproximadamente tres semanas “se metieron a varias casas el mismo día” y los ladrones dejaron un “caminito” de objetos que habían sustraído de las mismas en su ruta de escape, lo que les hizo suponer que habrían sido descubiertos y abandonaron el botín.
En un periodo de un mes, estimó que han entrado a robar a 20 casas y hubo 10 asaltos a peatones, y hace dos meses aproximadamente conocieron del suicidio de un joven en el interior de una vivienda que no habitaba, se juntaba con otros que consumían sustancias tóxicas.
El representante llegó a vivir hace tres meses proveniente del Estado de México; “como a todos nos vendieron tranquilidad” que sí es cierto, pero la incidencia delictiva fue motivo para reclamar a la inmobiliaria Vinte.
El fraccionamiento, informó, contará con siete mil viviendas, entre departamentos, casas dúplex y casas solas (hay dos tipos), actualmente han construido cuatro mil 500, “falta una cuarta parte” que está en desarrollo y un acceso controlado, de tres que van a entregar.
Cerca de donde trabajan los albañiles es donde se ha registrado la actividad delictiva, en las calles Ibérica y Dosante se han percatado, por lo que sospechan que hay vecinos que avisan a los ladrones el momento para saquear los hogares y que probablemente la ruta de escape sean los dos accesos habilitados para la entrada y salida de los autos de los trabajadores y del material.
Inconformes con la inseguridad, los dos últimos fines de semana se manifestaron dentro del fraccionamiento y fueron atendidos por el representante de Vinte, Rubén Narvaez y el presidente de la asociación civil administradora del servicio de seguridad y de la unidad habitacional, ambos no viven ahí, indicó.
Les externaron su malestar, también que días después de saqueos a las viviendas cuatro guardias de seguridad renunciaron, ya no volvieron, “quizá eran cómplices de los robos”.
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Les ofrecieron instalar cámaras, tres, que no son suficientes, cerrar los accesos de la zona de construcción y contratar más personal de seguridad privada, así como entregar a fin de mes una caseta para la corporación municipal de Seguridad Pública y solicitar un patrullaje.
“Somos 10 mil los que habitamos Real de Castilla, la mitad son de aquí de Hidalgo y la otra mitad venimos del Estado de México, salimos a trabajar y queremos regresar con la tranquilidad de que vivimos en un lugar seguro”.