Con un performance lejos de los sustos tradicionales, disfraces de monstruos o payasos y más cercano a la remembranza de mitos prehistóricos y horrores de la vida real, habitantes del municipio de Singuilucan destacaron la originalidad que se vivió en el recorrido de mitos y leyendas.
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Este evento tiene como locación la antigua Hacienda El Cebadal, recinto que sobresale por una apariencia propia de las épocas revolucionarias y que gracias a esta característica y a la oscuridad de la noche, impregnó de ambiente sombrío y espeluznante a las al menos 500 personas que acudieron al primer día de recorrido.
Todo arranca en la explanada de la cabecera municipal, donde a bordo del turibus tulancinguense y durante el camino hacia El Cebadal, el cronista local, Eladio López, relata la historia de Singuilucan desde que se encontraron los primeros hallazgos de civilización en el Cerro de las Navajas. Luego explica la relevancia que tuvo la zona para el desarrollo de Haciendas en la época prerevolucionaria y más tarde en el conflicto armado.
Al llegar, los visitantes son recibidos entre antorchas y una cortina de flores de cempasúchil que se colocó en la entrada de la hacienda. Mientras un charro desfila por el patio principal sobre un caballo, el subdirector de Turismo, Jared Alejandro Ortiz Duarte, se ocupa de explicar la historia de la capilla de la hacienda, además de recitar la leyenda del día en que el Señor de Singuilucan (máxima advocación cristiana que se venera en este municipio) salvó a la demarcación de la devastación que traían una serie de tornados.
De ahí el recorrido continúa en los patios de la hacienda, momento en que el cineasta independiente del municipio, José León Hernández reflexiona con los visitantes sobre la vida y la muerte, con aseveraciones como “el verdadero terror son las atrocidades que se cometieron en lugares como este, con hombres que explotan a otros hombres para engordar su riqueza (...) no eran más que hombres que devoraban a otros hombres”, mientras guía a la audiencia para perder su mirada en el manto estelar que bien se aprecia a las faldas de las montañas singuiluquenses.
Acto seguido el espectáculo continúa en los salones abandonados del lugar, el primero de ellos es hogar de La Llorona, espectro que anda inofensivo mientras jadea. A la par, el auditorio escucha un pasaje sobre la historia prehispánica de este ente, a lo que viene una nueva reflexión: “La llorona actualmente son todas las mujeres que son asesinadas (...) los hombres que se matan los unos a los otros por cosas insignificantes o para sobrevivir”
El cuarto y último acto de este recorrido llega en otra de las salas abandonadas, donde rodeado de esculturas que simbolizan las eras de la humanidad según la cosmogonía maya, se recuerda que “la sangre es vida”, al tiempo en que algunos visitantes voluntarios pueden integrarse al performance de cierre.
Luego los visitantes tienen la oportunidad de conocer libremente las instalaciones de la hacienda, o bien, adquirir alimentos o productos de emprendedores y comerciantes locales, toda vez que se instaló una pequeña feria en el patio central del edificio. Velas artesanales, postres, antojitos, tamales, café y hasta dulces son algunos de los productos que se ofrecen aquí.
Organizado por la Dirección de Turismo del gobierno local a cargo de Alejandra Lazcano, en colaboración con el cronista de la Comarca de Zempoala (región que comprende cuatro municipios, entre ellos Singuilucan), Eladio López; así como el referido realizador de cine, José León Hernández; esta fue la primera ocasión en que la demarcación pulquera del Valle de Tulancingo diseña un programa de esta índole, también el primero en tiempos recientes en que se retoman espacios históricos para atraer al turismo.
Los recorridos continuarán este viernes primero de noviembre en un horario de 5 de la tarde a 9 de la noche.