El 11 de julio, la iglesia católica celebró a San Benito Abad, patrono de Europa, fundador de la orden de los Benedictinos, el cual es muy conocido por una medalla que lleva su nombre, cuyas características están plagadas de diversos simbolismos que van enfocados a la protección de quien la porte con responsabilidad y respeto.
En ese sentido, la iglesia católica recordó que este Sacramental, conocido en todo el mundo, no es un amuleto, porque la protección no viene de ella, sino de Dios, por lo que su uso “compromete al portador a caminar hacia la santidad”; el diseño y aprobación de este signo religioso, corrió a cargo del Papa Benedicto XIV en 1742, concediendo indulgencias a quien le tuviera fe.
De acuerdo a información difundida por la revista Desde la Fe, las cualidades de la medalla en su parte delantera muestran la Cruz de San Benito y diversos textos en manuscrito "que testimonian la fe en el Poder de Dios y en el Santo”; ¡Aléjate Satanás!, no me atraigas a la vanidad y la Cruz Santa sea mi Luz, son algunas de las frases que contiene.
En la parte trasera, se encuentra a San Benito, quien sostiene en la mano derecha una Cruz y en la mano izquierda un libro abierto con la Regla Monástica de los Benedictinos; asimismo, en el lado inferior derecho, se puede observar un Cádiz del que sale una serpiente, lo que recuerda que unos monjes quisieron envenenarlo y él haciendo la señal de la Cruz, hizo que la copa se rompiera.
La Medalla de San Benito es utilizada alrededor de todo el mundo y muchos sacerdotes exorcistas la llevan consigo al realizar este tipo de prácticas a pesar de que no es parte del Ritual Romano de Exorcismos, con la finalidad de protegerse a sí mismos y al fiel con el signo de la Cruz, el cual se hizo popular después de la curación milagrosa de un joven llamado Brunone, quien se mejoró de una grave enfermedad después de que se le impuso el Signo Sagrado.