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En lo que va del 2024, el Observatorio Nacional de crímenes de odio de la Fundación Arcoiris, ha registrado 25 casos contra personas de la comunidad sexogénerica; al respecto, Kenya Cuevas, activista trans, refirió que es difícil contabilizar el número de casos, debido a que algunas instituciones y Fiscalías no reconocen la identidad de género.
Las dificultades a las que se enfrentan las personas que no se identifican con su género al nacer son diversas, inician desde la infancia; aumentan en la adolescencia con discriminación y muchas veces persisten en la adultez debido a que aún hace falta respeto y empatía hacia este sector de la sociedad, ocasionando incluso crímenes de odio.
La Fundación Arcoiris, registró durante el 2023, 47 casos de este tipo, siendo 35 asesinatos, siete desapariciones y el resto sin especificar; la misma plataforma precisó que en el primer semestre del presente año 2024, hubo 17 asesinatos, seis desapariciones y los demás casos sin detallar.
Al respecto, la luchadora social, que fundó la asociación “Casa de las Muñecas Tiresias”, refirió en su momento a El Sol de Hidalgo que, por desgracia, las Fiscalías de la República Mexicana no contemplan la identidad de género, lo que hace que no se tenga un conteo certero de la comunidad Trans que suele ser el más vulnerado.
“Cuando hay una mujer o un hombre trans asesinado, se les reconoce sólo desde lo biológico, si es una mujer trans se va como homicidio y si es hombre trans se va como feminicidio, entonces tenemos que tener claridad sobre la identidad desde la educación institucional para poder garantizar después de la muerte, la identidad de género”, dijo Cuevas.
La activista puso la primera piedra para la creación del mausoleo trans, en el que se alojan los cuerpos que no han sido reclamados; al respecto, refirió que han acompañado a la muerte digna a 66 mujeres trans: “Se hace una búsqueda inmediata de la familia directa biológica, hay que deconstruir y orientar en pleno duelo y de manera exprés a la familia, así hemos logrado sensibilizar y se entregan los cuerpos respetando la identidad de género”, contó.
No obstante, también existen casos en los que la familia, aún después de la muerte, no acepta a las personas de la comunidad, por lo que Kenya compartió que hubo casos en los que la familia no reconoció a las personas con sus expresiones, orientaciones ni preferencia sexuales, por lo que decidió quedarse esos cuerpos para darles sepultura y respetar su voluntad: “Hubo familias que decían, que bueno que ya se murió y por favor no me vuelvas a molestar”, lamentó.
Detalló que de los 66 cuerpos, ella se quedó con 13, los cuales en un principio tenía enterrados en fosas individuales en panteones públicos y después los trasladó al primer mausoleo trans, ubicado en Iztapalapa, Ciudad de México, en donde se tiene capacidad para 150 mujeres y opera en tres modalidades: alojando a cuerpos enteros, restos óseos y cenizas: “Cada mes vamos a exhumar un cuerpo para trasladarlo, para dignificar sus vidas y sus memorias…después del primer mausoleo, a los tres meses se donó uno en Netzahualcóyotl, ahí ya existía la construcción y se asignó solo un número de fosas”, finalizó.
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