“Yo lo único que pido es que no se olviden de nosotros”, señaló Felipe de Jesús Ruiz Arteaga en entrevista para este diario. El pasado 7 de septiembre perdió todo en su negocio de juguetes y peluches por la inundación ocurrida tras desbordarse el río Tula.
De entre los escombros, trató de rescatar y limpiar algo de mercancía, pero sus pérdidas, continúa, rondan los 250 mil pesos.
Como él, miles de empresarios perdieron la forma de ganarse el sustento en un abrir y cerrar de ojos.
En su local, ubicado a 10 minutos de la presidencia municipal, dos bodegas con mercancía y muebles quedaron inservibles y aun así enfrentaron dificultades para deshacerse de los despojos, pues las autoridades se han concentrado únicamente en la limpieza de las calles.
Vestido con jeans, playeras y botas de hule, Felipe de Jesús pidió apoyo y recursos para hacerle frente a la desgracia provocada por el desbordamiento de los ríos Tula y Salado, pues incluso, él tuvo que comprar el calzado apto para realizar las faenas de limpieza.
El agua también afectó a su otro negocio llamado “Fábrica de sueños”, por ello, en medio de las complicaciones, reprocha que las autoridades nunca notificaron sobre el peligro que les acechaba, pese a que ya lo sabían.