A días de celebrarse el Día de la Candelaria, devotos católicos empiezan a buscar en la céntrica Plaza Constitución de Pachuca, opciones para vestir a los Niños Dios, para bendecirlos el próximo dos de febrero y, a su vez, solicitar salud y trabajo.
Con más de 40 años en este particular oficio, Martha Ramírez Ángeles comparte que fue la primera en vender los ropones, así como vestirlos, según marca la tradición y por solicitud del sacerdote debe ser en color blanco o hueso.
Y es de acuerdo a la “edad” de los niños como debe ir su pose: Primer año representa a un bebé, que es acostado; segundo, un infante sentado y tercero, adulto, que debe estar parado.
Doña Martha, de 78 años, explicó que el primer año se viste de color blanco o hueso, de preferencia con un ropón o ropa de bebé y dos palomitas.
Segundo año, se viste de Santo del cual se tiene devoción: Niño de las Palomas, Niño de la Salud y Trabajo, Niño Mueve Corazones, Niño de Atocha, Niño de Plateros, Dulce nombre de Jesús, San Judas Tadeo, Niño Guadalupano, Niño Ángel del Oro, Niño de la Misericordia.
Y tercero, cuando es “adulto”, se viste en alguna advocación de Jesús Sagrado Corazón, Jesús de Nazaret y Señor de la Misericordia.
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Los ropones oscilan entre 100 y 500 pesos, dependiendo del material del atavío y del tamaño de la figura del Niño Dios. Los costos, dijo, no han variado desde hace dos años.
Georgina González camina en la Plaza Constitución, sitio donde se colocan los vendedores de temporada y que esta ocasión ofrecen sus servicios para el Día de la Candelaria, ella lleva a su Niño Dios de, aproximadamente, 6 centímetros de altura envuelto en una especie de sábana de tela polar color rosa.
“Es la primera vez que lo apadrino y busco los mejores precios para que puedan vestirlo de color blanco, en la mayoría de los puestos está en 200 pesos”, dijo.
Doña Martha aseguró que la tradición se conserva “no baja, no sube, sigue igual” y que conserva sus clientes.