Es un mito que las personas con síndrome de Down (SD) son “niños eternos” incluso en la adultez o que sus habilidades sociales son escasas, pues aunque las adquieren en diferentes tiempos, las desarrollan de manera similar a como lo hacen personas sin esa condición, para lo cual es clave la familia, aunque sea en ella misma donde por protegerles, los limitan.
Esto lo señaló Beatriz Castillo Ignacio, profesora de la Facultad de Psicología (FP), al participar en el VIII Simposio Avances y Perspectivas en el Conocimiento del Síndrome de Down y otros Desórdenes del Neurodesarrollo, señalando que resulta crucial promover las habilidades sociales (o capacidades interpersonales para relacionarse con los otros), ya que en las poblaciones con SD suelen ser indicadores de su salud mental. En su intervención durante el evento, organizado por la Facultad de Psicología de la UNAM, la académica señaló que a fin de promover su integración en sus comunidades, la familia es clave.
Sin embargo, es donde se les suele limitar por el afán de protegerlos, cuando lo adecuado es apoyar su progreso. Sobre lo anterior, la maestra en Neuropsicología explicó que hay estudios que señalan que los cambios en la sociabilidad apuntan a fases tempranas de declive cognitivo, o que un bajo apoyo social puede conducirlos a trastornos internalizados, como la depresión. “Por ello, a fin de fomentar su integración en la comunidad, es importante definir un rol para la persona con discapacidad al interior del hogar. Además, no debemos sobreprotegerlos", agregó.