Singuilucan, es conocido como el municipio “Donde se titirita de frío”, esto debido a que por su ubicación geográfica se registran bajas temperaturas desde el otoño y hasta el invierno, periodo en el que el termómetro ha descendido hasta los dos grados centígrados.
Meteorológicamente el Valle de Tulancingo es una región con un promedio de 20 a 40 días de heladas, un fenómeno que se incrementa con la altura; sin embargo, son las comunidades de: Amolucan, San Rafael, Plutarco, Cebadal, La Mora, Poza Rica, Santa Ana Chichicuautla, El Coyote, La Joya y Somorriel donde se han registrado las temperaturas más bajas en esta zona de Hidalgo.
Este municipio ubicado al sureste del territorio hidalguense entre los paralelos 19° 52’ y 20° 08’ de latitud norte; los meridianos 98° 21’ y 98° 38’ de longitud oeste; cuenta con una altitud entre 2 mil 400 y 3 mil 100 metros sobre el nivel del mar en su punto más elevado.
Con base a la Enciclopedia de los Municipios de Hidalgo, el probable nombre primitivo de este lugar fue Tzoquiyucan, que tiene las raíces nahoas tzoquitl “lodo”, yutl, “los que pertenecen”, y can “lugar”, por lo que su nombre se entiende como: “lugar de lodo o de mucho lodo”.
De acuerdo a su reseña histórica Singuilucan perteneció al reino de Texcoco, el cual servía al señorío de Cacamatzin, sucesor de Nezahualcoyotl.
La llegada de los españoles en el año de 1519 trajo consigo, además de la conquista militar, la conquista espiritual.
En 1523, llegaron a tierras mexicas los primeros frailes franciscanos, y diez años más tarde arribó la orden de San Agustín, los religiosos de las órdenes de San Francisco y San Agustín siempre activos y en menos de medio siglo, Hidalgo ya estaba poblado de aproximadamente treinta conventos.
En el año de 1540, siendo provincial de la orden Fray Pedro de Ávila, Singuilucan y otras poblaciones del norte de la región de los llanos de Hidalgo fueron asignadas a los agustinos, quienes construyeron el claustro que se conoce actualmente.