En los cerros y ejidos del Valle del Mezquital reportaron que algunas personas han colocado osamentas de animales en los garambullos, situación de la que desconocen su procedencia.
En estas comunidades existen varias leyendas de seres paranormales que hacen daño a los seres humanos, sin que esto haya sido comprobado. Los pobladores tienen la sospecha de que se trata de prácticas de brujería o protección.
Las osamentas están colocadas con dirección al sureste del globo terráqueo y otras hacia el este, lugar donde sale el sol, por el temor de que estén embrujados no se han quitado y continúan ahí, vigilando el paisaje.
Los cráneos según los habitantes, son de vacas o toros, animales que viven en esta región y son domesticados para la ordeña de leche, así como para la producción de carne.
Los restos animales parecen que están acomodados en un triángulo, ya que son tres los garambullos donde se pusieron aparentemente de forma desordenada pero que forman una figura geométrica escalena.
La práctica de la brujería es un secreto conocido en esta región de Hidalgo, donde hay creyentes que visitan a los punys (brujo en hñahñu), para pedir favores, para que les vaya bien en el trabajo, dinero o amor.
De los restos óseos sobresalen los dientes que son grandes, así como las cuencas de los ojos y los orificios nasales, cada cabeza mide aproximadamente entre 10 y 20 centímetros.
Desde lo lejos se pueden avistar estas osamentas ya que su color blanco sobresale entre el color verde de los garambullos, lo que resulta enigmático por la inusual posición.
En cada cactus están colocados tres o cuatro osamentas que cuelgan de las espinas de los matorrales, algunos de los vecinos entrevistados informaron que aparecieron de la noche a la mañana de repente, por lo que desconocen de donde salieron.