Algunas personas de este municipio han vivido en la calle y actualmente trabajan en la vía pública haciendo diversas actividades para poder obtener ingresos económicos y mantener a sus respectivas familias.
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Tal es el caso de Diego Olguín Bravo, quien explicó ayer que trabaja de malabarista en el bulevar Tula-Iturbe y siente que tiene que esforzarse más para mejorar lo que hace y sacar adelante a su bebé y esposa, a pesar que es difícil vivir así.
“He vivido en la calle pero ahora tengo donde quedarme pues tengo una familia y gracias al apoyo de la gente he podido salir adelante en la vida. He sufrido hambre y sed y por eso cada vez intentó aprender más cada día” refirió el entrevistado de 30 años de edad.
Aseguró que vivió en la vía pública aproximadamente un año y luego se quedó en la casa de sus familiares en la colonia La Amistad de esta ciudad, hasta que se juntó con su pareja y decidió ir a rentar una vivienda y hacer una familia propia.
Diego Olguín mencionó que todo se puede hacer con práctica dándole tiempo y echándole mucho esfuerzo y no hay nada que no se pueda realizar.
“Las personas tienen que echarle muchas ganas en el trabajo que hacen y en mi caso, siempre hay mucha gente que me apoya y aprecia cuando trabajo de malabarista. también cantó en los camiones, fabricó pulseras hechas a mano y las ofertó desde veinte a ochenta pesos cada una” indicó el joven.
Mientras que Amalia Cruz López vende dulces en las arterias para contribuir en el gasto familiar en su casa y precisó ayer que hace tiempo vivió sola en la calle, recogía basura y hacía mandados a comerciantes del mercado Felipe Carbajal Arcía de Tula para sobrevivir y mucha gente la reconoce y aprecia.
Recordó que tenía como once años de edad en esa época y de allí la recogieron sus hermanas y se la llevaron a vivir con ellas en esta ciudad.
“Sufrí hambre y sed y las inclemencias del tiempo, sin embargo, muchas personas de buen corazón me daban de comer y ayudaban y me iba a hacer limpieza a algunas casas, así como lavar trastes, planchar ropa y barrer. Después de muchos años me junté con mi esposo y gracias a Dios tenemos una casa propia y nada más tengo una hija de 19 años que está estudiando la universidad” dijo la mujer de 49 años de edad y vecina de la colonia El 62 El Carmen.
Por último, citó que hay muchas personas que la reconocen y aprecian y cuando tiene días buenos con la venta de golosinas obtiene hasta seiscientos pesos al día, lo cual le permite comprar recaudo y pagar los servicios básicos de su vivienda como agua potable, gas y luz.