/ lunes 11 de marzo de 2024

Tulancingo: Capilla de La Expiración, joya eclesiástica de la región 

En su exterior aún existe su primera y única campana con la que cada domingo se avisa a los fieles que sus puertas están abiertas 

Construida en 1527, la Capilla de la Expiración es considerada la más antigua de la región Tulancingo, el estado e incluso el país. El sitio, sin duda, es uno de los primeros grandes esfuerzos de promover el catolicismo por parte de la Orden Franciscana en la Nueva España y en América Latina.

Este espacio, resguardado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), desde que se creó fue abierto y se realizaban actos religiosos. En la Capilla aún se conserva el Cristo original elaborado con madera y la campana que se encuentra en la parte exterior tiene en su lado derecho grabado el año 1527.

Edificada en el siglo XVI, y ubicada en el barrio de Zapotlán de Allende, en Tulancingo, Hidalgo, este “monumento vivo”, tuvo por muchos años un vigilante, un hombre llamado Hermenegildo Cano, pero más conocido cariñosamente por lo vecinos del lugar como “Don Mere”.

Con casi 45 años en el sitio, Don Mere empezó de voluntario y, aunque en sus últimos meses al cuidado del campo santo lucío enfermo, no dejó su labor hasta que lamentablemente murió en el 2023, con más de 90 años de edad. Él originario de Zacacuatla, Puebla, recuerdan.

Algunos vecinos lo recuerdan como el hombre que le daba chispa a la fiesta patronal e incluso se prestaba para ser el “torito” cuando aún permitían la quema de pirotecnia en Tulancingo, o también era el encargado de organizar las posadas en el barrio. Comentan que llegó en su juventud a evangelizar a la colonia, se preparó en la Catedral, pero terminó como el guardián de este pequeño espacio ubicado a una cuadra del panteón municipal, San Miguel.

De acuerdo a una recopilación de datos que se encuentran en el templo, esta ermita, obtuvo el nombre por el Señor de la Expiración, que apela al momento bíblico de la muerte de Jesús, de ahí que reciba el nombre de "Expiración". Esta figura que fue traída se desconoce el origen y, que mucha gente comenzó a creer en él y atribuirle milagros, principalmente en el ámbito de la salud.

Resalta que originalmente la ermita fue una pequeña construcción de piedra, tezontle y lodo en forma de concha, rematada al frente por un arco de cantera sostenido por dos pilastras del mismo material. Tiempo después fue agrandada y dio lugar a un espacio techado con ventanas y portón, posteriormente le anexaron la sacristía.

Se calcula que la imagen del Señor de la Expiración data de mediados de 1700, ya que no hay documentos mediante los que se conozca el origen, sino por testimonios.

Ganó en el siglo XVII, no solo por los habitantes de esta ciudad de Tulancingo sino de otras poblaciones de Hidalgo y Puebla desde ese entonces gran popularidad.

El lugar ha sido motivo de restauración, sin embargo, la esencia no se ha perdido. Es pequeño, apenas caben 11 bancas cortas en el monumento, el que, por cierto, tiene su fiesta en el tercer viernes de la cuaresma, es decir, el tercer viernes después que pasó el miércoles de ceniza, por lo que usualmente se festeja en el mes de marzo.

De este lugar histórico, se sabe que el ábside de muros de mampostería que sostienen la cúpula con linternilla, corresponde a la primera etapa constructiva.

Incluso, la fachada cuenta con algunas remodelaciones: piso de mosaico, muros con cal y pintados a los cuales ya se les nota demasiado la humedad, incluso comienza a relucir las paredes de adobe y por supuesto el paso del tiempo. También tiene dos repisas laterales y en el área del presbiterio está el piso de duela o madera, y está desnivelado.

Aún sigue siendo visitado por la gente de la colonia, pero igual por turistas ya que forma parte del turismo religioso. Pensar que de este punto salieron los evangelizadores del Valle de Tulancingo a otras tierras, llevando la fe. Los franciscanos emprendieron sus expediciones a distintas partes de Hidalgo y regiones del país.

Todavía hay quien conserva un tríptico, el cual, a fin de no perder la historia del sitio, se reproduce en fotocopias y en él se habla del templo hecho de mampostería y tezontle. La Capilla de la Expiración depende de la Catedral Metropolitana de Tulancingo y es parte fundamental del origen de la Arquidiócesis.

Este espacio, al ser uno de los más pequeños del municipio y con mayor carga cultural, comenzó a ser insuficiente para recibir a los católicos que domingo a domingo la visitaban, por lo tanto, en el año 2018 comenzó la construcción de una nueva capilla más grande, a un costado de este pequeño monumento histórico, es decir, en el mismo predio hay dos capillas, en la que actualmente se ofician las misas, y la antigua que data de 1527, que abren para que las personas vayan a visitarla.

La capilla histórica se conservará tal como está y quizá en un futuro sea para capilla de sagrario, adoración al santísimo y la grande se usará para actividades litúrgicas y pastorales, expuso el párroco de la Catedral Metropolitana de Tulancingo.

En 2022, integrantes del comité de la capilla de La Expiración alzaron una barda y colocaron un zaguán en el predio donde se ubican ambas capillas, supuestamente sin previo aviso o permiso del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), razón por lo que fue clausurada e incluso derribada por vecinos de la calle Miguel Lerdo de Tejada, que es justamente donde se ubica.

Posteriormente, el mismo INAH dio permiso para continuar con la construcción, siendo la justificación, el robo de una campana que se registró en el año del 2020. En el oficio con número 401.2C.7.2021/0811 se especificó que, se autoriza una barda frente a la capilla, sobre el límite del terreno al término del atrio, al límite de la banqueta, con el fin de proteger el lugar, de acuerdo a la memoria descriptiva, la cual tendrá un lugar de 48.00 metros, y la barda perimetral se desarrollará en tramos de 12.00 metros cada uno para proveer de juntas constructivas y evitar fisuras o agrietamientos en su desarrollo.

Actualmente, la capilla de La Expiración se encuentra cerrada la mayor parte del tiempo, y a decir de los vecinos, únicamente se abre los domingos. El deterioro y paso del tempo es notorio en cada una de sus paredes exteriores e incluso en algunas interiores, el salitre hace que poco a poco los aplanados de la iglesia comiencen a desaparecer.

Este año, 2024, y tras pandemia, el festejo anual de nuestro señor de La Expiración fue del 23 de febrero al 3 de marzo, siendo el 1ro el día fuerte. Esta pequeña feria de solo una calle, es cada vez más escueta.


Construida en 1527, la Capilla de la Expiración es considerada la más antigua de la región Tulancingo, el estado e incluso el país. El sitio, sin duda, es uno de los primeros grandes esfuerzos de promover el catolicismo por parte de la Orden Franciscana en la Nueva España y en América Latina.

Este espacio, resguardado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), desde que se creó fue abierto y se realizaban actos religiosos. En la Capilla aún se conserva el Cristo original elaborado con madera y la campana que se encuentra en la parte exterior tiene en su lado derecho grabado el año 1527.

Edificada en el siglo XVI, y ubicada en el barrio de Zapotlán de Allende, en Tulancingo, Hidalgo, este “monumento vivo”, tuvo por muchos años un vigilante, un hombre llamado Hermenegildo Cano, pero más conocido cariñosamente por lo vecinos del lugar como “Don Mere”.

Con casi 45 años en el sitio, Don Mere empezó de voluntario y, aunque en sus últimos meses al cuidado del campo santo lucío enfermo, no dejó su labor hasta que lamentablemente murió en el 2023, con más de 90 años de edad. Él originario de Zacacuatla, Puebla, recuerdan.

Algunos vecinos lo recuerdan como el hombre que le daba chispa a la fiesta patronal e incluso se prestaba para ser el “torito” cuando aún permitían la quema de pirotecnia en Tulancingo, o también era el encargado de organizar las posadas en el barrio. Comentan que llegó en su juventud a evangelizar a la colonia, se preparó en la Catedral, pero terminó como el guardián de este pequeño espacio ubicado a una cuadra del panteón municipal, San Miguel.

De acuerdo a una recopilación de datos que se encuentran en el templo, esta ermita, obtuvo el nombre por el Señor de la Expiración, que apela al momento bíblico de la muerte de Jesús, de ahí que reciba el nombre de "Expiración". Esta figura que fue traída se desconoce el origen y, que mucha gente comenzó a creer en él y atribuirle milagros, principalmente en el ámbito de la salud.

Resalta que originalmente la ermita fue una pequeña construcción de piedra, tezontle y lodo en forma de concha, rematada al frente por un arco de cantera sostenido por dos pilastras del mismo material. Tiempo después fue agrandada y dio lugar a un espacio techado con ventanas y portón, posteriormente le anexaron la sacristía.

Se calcula que la imagen del Señor de la Expiración data de mediados de 1700, ya que no hay documentos mediante los que se conozca el origen, sino por testimonios.

Ganó en el siglo XVII, no solo por los habitantes de esta ciudad de Tulancingo sino de otras poblaciones de Hidalgo y Puebla desde ese entonces gran popularidad.

El lugar ha sido motivo de restauración, sin embargo, la esencia no se ha perdido. Es pequeño, apenas caben 11 bancas cortas en el monumento, el que, por cierto, tiene su fiesta en el tercer viernes de la cuaresma, es decir, el tercer viernes después que pasó el miércoles de ceniza, por lo que usualmente se festeja en el mes de marzo.

De este lugar histórico, se sabe que el ábside de muros de mampostería que sostienen la cúpula con linternilla, corresponde a la primera etapa constructiva.

Incluso, la fachada cuenta con algunas remodelaciones: piso de mosaico, muros con cal y pintados a los cuales ya se les nota demasiado la humedad, incluso comienza a relucir las paredes de adobe y por supuesto el paso del tiempo. También tiene dos repisas laterales y en el área del presbiterio está el piso de duela o madera, y está desnivelado.

Aún sigue siendo visitado por la gente de la colonia, pero igual por turistas ya que forma parte del turismo religioso. Pensar que de este punto salieron los evangelizadores del Valle de Tulancingo a otras tierras, llevando la fe. Los franciscanos emprendieron sus expediciones a distintas partes de Hidalgo y regiones del país.

Todavía hay quien conserva un tríptico, el cual, a fin de no perder la historia del sitio, se reproduce en fotocopias y en él se habla del templo hecho de mampostería y tezontle. La Capilla de la Expiración depende de la Catedral Metropolitana de Tulancingo y es parte fundamental del origen de la Arquidiócesis.

Este espacio, al ser uno de los más pequeños del municipio y con mayor carga cultural, comenzó a ser insuficiente para recibir a los católicos que domingo a domingo la visitaban, por lo tanto, en el año 2018 comenzó la construcción de una nueva capilla más grande, a un costado de este pequeño monumento histórico, es decir, en el mismo predio hay dos capillas, en la que actualmente se ofician las misas, y la antigua que data de 1527, que abren para que las personas vayan a visitarla.

La capilla histórica se conservará tal como está y quizá en un futuro sea para capilla de sagrario, adoración al santísimo y la grande se usará para actividades litúrgicas y pastorales, expuso el párroco de la Catedral Metropolitana de Tulancingo.

En 2022, integrantes del comité de la capilla de La Expiración alzaron una barda y colocaron un zaguán en el predio donde se ubican ambas capillas, supuestamente sin previo aviso o permiso del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), razón por lo que fue clausurada e incluso derribada por vecinos de la calle Miguel Lerdo de Tejada, que es justamente donde se ubica.

Posteriormente, el mismo INAH dio permiso para continuar con la construcción, siendo la justificación, el robo de una campana que se registró en el año del 2020. En el oficio con número 401.2C.7.2021/0811 se especificó que, se autoriza una barda frente a la capilla, sobre el límite del terreno al término del atrio, al límite de la banqueta, con el fin de proteger el lugar, de acuerdo a la memoria descriptiva, la cual tendrá un lugar de 48.00 metros, y la barda perimetral se desarrollará en tramos de 12.00 metros cada uno para proveer de juntas constructivas y evitar fisuras o agrietamientos en su desarrollo.

Actualmente, la capilla de La Expiración se encuentra cerrada la mayor parte del tiempo, y a decir de los vecinos, únicamente se abre los domingos. El deterioro y paso del tempo es notorio en cada una de sus paredes exteriores e incluso en algunas interiores, el salitre hace que poco a poco los aplanados de la iglesia comiencen a desaparecer.

Este año, 2024, y tras pandemia, el festejo anual de nuestro señor de La Expiración fue del 23 de febrero al 3 de marzo, siendo el 1ro el día fuerte. Esta pequeña feria de solo una calle, es cada vez más escueta.


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