Tulancingo, antes llamado Ghomú, que significa la casa del patrón, fue la capital de la república mexicana por dos días, del cinco al siete de enero en 1828; este dato según los estudiosos de la historia del municipio, quienes conmemoran el 167 aniversario de la elevación de rango de Tulancingo, de pueblo a villa.
La ponencia corrió a cargo de los apasionados de la historia de la región: Lorenia Lira, Abraham Pérez, Eduardo Cruz y Felipe Carillo, quienes han encontrado distintos textos oficiales que constatan la importancia de Tulancingo en el desarrollo de la historia mexicana
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Uno de los más sobresalientes, es justamente Tulancingo como capital mexicana por 48 horas, así como ser de los primeros asentamientos humanos en Latinoamérica, una prueba de esto, son las pinturas rupestres de la peña del sol, en el ejido de Tilhuatlán, Santiago Tulantepec, que datan de más antigüedad que la zona arqueológica de Huapalcalco.
Así como la colaboración que se tenía con el señorio de Nezahualcóyotl, era tal el respeto a la región de Tulancingo, que las diferentes culturas no se atrevían a ingresar, preferían vigilar desde lejos y en la montaña, es así como es fundado Singuilucan, como centro expiatorio del valle de Tulancingo.
Además de todos estos datos históricos del municipio, se reveló que antiguamente, Tulancingo estaba dividido en dos barrios: Tlatoca y Tlaxpa, su Dios principal era Noplatecutli que significa “El cuatro veces señor”, este Dios, se creía era el encargado de romper los cántaros de agua que caía cuando lluvia.
Al llegar los conquistadores, encontraron esta festividad como la más importante, era festejada el 24 de junio, Día de San Juan Bautista, quien pasó sustituir a Noplatecutli para ser el santo patrono del municipio.