En un ambiente de total camaradería, entre chascarrillos y risas, trabajadores del Panteón Municipal San Miguel en Tulancingo celebraron como cada año el Día del Panteonero, fiesta que sostienen desde hace dos décadas y que fue instaurada por ellos mismos a falta de una fecha concreta para honrar su necesario oficio.
Fue al cierre de su jornada de este viernes 15 de noviembre, a las tres de la tarde, que montaron una mesa en la entrada al camposanto y entonces compartieron “el pan y la sal”, actividad con la que agradecen por un año más de trabajo y entre ellos reconocen la complejidad de una labor que muchas veces se ignora.
“Este día surgió para tener nuestro día así como el Día del Bombero, el Día del Policía, el Día del Cartero, como nadie nos festejaba pues ahora nos festejamos nosotros”.
Así lo explicó Arturo Santos, trabajador del cementerio desde hace 27 años. Él expresa que en este trabajo “se la pasa bien pero también se llora, hay momentos que nos llevan al borde de las lágrimas”. Es un oficio que dota de anécdotas y también de amistades: tal es el caso de la Nena, perrita cuya historia bien pudiera darse a conocer como “la Hachiko tulancinguense”.
Hace tres años, la sociable y alegre perrita llegó al Panteón San Miguel acompañando a un cortejo fúnebre que despedía a quien fuera su dueño.
Amigos y familiares se fueron del cementerio pero ella no, ella permaneció por días en la tumba de su antiguo amo, mientras lidiaba con su duelo. Fue aquí que los panteoneros decidieron adoptarla, le dieron de comer y la bautizaron como “Nena”. Desde entonces, Nena les acompaña en sus labores diarias, ya sea cavando tumbas o arreglando lápidas.
Ya hasta tiene su camita en la oficina de los panteoneros, donde ocasionalmente toma la siesta o pasa la noche.
Tacos de cabeza fue el platillo que degustaron entre todos, alimento que sirvió para hacer bromas y poner en manifiesto el cariño que se tienen entre todos, la familia del panteón tulancinguense: Don Nato Jiménez, con 12 años de antigüedad; Clemente García, con 33, de los cuales 22 fueron ininterrumpidos; José Angel Riveros, con antigüedad de 9 años; Ivan Ramírez, de 10 años; Arturo Santos, uno de los más longevos con 27 años.
Así como Juan Manuel Talamantes, de 17 años; Mario Blanco, con cuatro años; Silvano Flores, que cumplió una década de servicio; Amado Vargas, de dos años; Arturo Castillo, de siete años. Además del personal administrativo: Teresa Hernández, con dos décadas de antigüedad y que incluso ya ejerció como cavadora de tumbas; así como Alba Rosa Cuevas, de nuevo ingreso; y Aranza Lira, con tres años de servicio. A ellos los dirige Juan Carlos Zambrano, titular de Panteones del gobierno municipal.
Y por supuesto, la Nena con dos años de servicio y piedra angular de todo el equipo.