Entusiastas de la numismática, el “arte” y práctica de preservación, rescate y coleccionismo de monedas en diversos materiales así como en papel, se reunieron en la ciudad de Tulancingo para mostrar sus acervos, intercambiar, vender y hasta comprar.
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Provenientes en su mayoría de la Ciudad de México, el único participante tulancinguense fue el señor José Curiel, a quien la pandemia lo llevó a dedicarse a la numismática. Todo empezó cuando recibió como regalo una cubeta con monedas viejas, sobre las que emprendió una investigación y entonces descubrió que tenían alto valor económico.
Con una colección predominante en monedas nacionales de edición especial, entre ellas la onza troya en plata pura de la visita de Su Santidad el Papa Juan Pablo II a México; la moneda de plata 0720 conmemorativa de los Juegos Olímpicos de 1968; onza libertad, por mencionar algunas, el señor Pepe cuenta que su adquisición más valiosa y rara es la revolucionaria “Muera Huerta”, moneda con la que Pancho Villa pagaba a sus dorados durante la guerra. El costo unitario de este ejemplar ronda aproximadamente los 50 mil pesos.
Esta fue la tercera edición de una reunión de numismática en Tulancingo, intento que abona a la lucha de los aficionados de esta disciplina por entrar a la región y conformar un grupo de otros entusiastas.
“Estamos tratando de entrar a Tulancingo para informar, comprar y vender, para que la gente conozca de la numismática. No solo es comprar monedas o revenderlas, cada moneda lleva una historia”, explica Erick Hernández, integrante de Numismáticos de la Ciudad de México.
México, sin casa certificadora oficial para numismática
Él hizo un llamado para que la ciudadanía acuda a la gente experta si lo que busca es vender sus monedas, pues hay ejemplares que dependiendo su año de acuñación, estado de circulación y hasta nivel estético, podrían valer miles de pesos. Él mostró una “Ocho Escudos”, moneda circulante en la época del imperio de Maximiliano de Habsburgo y acuñada 100% en oro. Esta vale hasta 70 mil pesos.
“Muchas veces va la gente y va y tira sus monedas al kilo (...) nosotros estamos también para enseñarle a la gente y conozca”, explicó. Aquí sale a flote una problemática que vive la práctica numismática, toda vez que en México no existe una casa certificadora o alguna institución que avale la originalidad de cada moneda o billete. Ante ello, se dedican a “leer mucho, investigar mucho sobre historia, la historia del dinero”, pues reconocen que esta disciplina requiere mucho estudio.
Antonio Garcés, otro numismático de la Ciudad de México, presentó un par de monedas de plata que circularon en la época del Imperio Romano en Europa, precisamente en el año 222 a 235 Después de Cristo, sus más antiguas.
Así también es poseedor de una de las 500 monedas especiales que se acuñaron en Inglaterra en homenaje a La Última Cena, obra magna de Leonardo da Vinci, pieza de la que únicamente hay 12 en todo México. Ediciones especiales de animales australianos, del oso panda chino y hasta monedas en plata con motivos de la cinta hollywoodense de Star Wars también integran su colección.