/ lunes 22 de julio de 2024

Tulancingo es de las zonas más fuertes del país en materia de confección de uniformes 

Fin e inicio de clases, temporada fuerte para la elaboración

Entre julio y agosto, meses en que se viven graduaciones y aperturas de nuevos ciclos escolares, se registra una de las temporadas más altas para la industria de la confección en la región Tulancingo, pues si bien el boom textilero del Valle quedó atrás, continúa como referente para el ensamble de piezas y exportación a otras partes de México y el mundo.

Así lo explicó el ingeniero Guillermo Vera Rodríguez, actual presidente de la delegación en Hidalgo de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaive), quien detalló que en el ramo de la confección, Tulancingo y Cuautepec son las regiones que más empleos genera a nivel estatal, un estimado de 25 mil. Sin embargo, la gran mayoría son informales, derivados de pequeñas y medianas empresas que pueden tener hasta a 20 personas trabajando pero desde sus hogares.

“Tulancingo y la zona de Cuautepec se especializan mucho en hacer tejidos o hilos acrílicos, principalmente, que sirven para hacer algunas prendas como suéteres, capas, vestidos, para las graduaciones se usan diversos tipos de prendas: corbatas, trajes especiales, vestidos (...) de la vocación que tiene Tulancingo en la costura, desde luego hay una parte importante que sirve a las graduaciones”

Dijo que junto con los uniformes de regreso a clases, se genera una alza en el trabajo de confección, lo que también ocurre a finales de año, fechas en las que más se producen suéteres, capas, abrigos, prendas en las que la industria tulancinguense “es muy fuerte”. Sin embargo, considera el experto, es difícil cuantificar con cifras cerradas la derrama económica de esta actividad.

“Es un poco difícil estimarlo en pesos porque lo que produce Tulancingo se hace para todo el país, Hidalgo es un estado muy importante en la confección de prendas (...) podríamos estimar que en esta temporada (cierre e inicio de clases) se gastan 2 mil pesos por niño (en ropa), hay aproximadamente 600 mil niños en etapa escolar, hablamos de mil 200 millones de pesos a nivel estado”, estimó Vera.

En este tenor, el representante del gremio señaló uno de los factores que más “le pegan” a la industria textilera y de la confección no solo en la región Tulancingo, sino en todo el estado. En realidad, lo que afecta no es la compra de materias primas o incluso piezas terminadas en estados aledaños, ya que mucho de ese producto, expuso, se fábrica en Hidalgo o bien, en el Estado de México y Tlaxcala.

El “enemigo silencioso” de este gremio es la ropa de “fast fashion” que se vende por plataformas como Temu, Shein, o bien, la ropa norteamericana que llega a nuestro país muchas veces sin pagar impuestos y que aquí se vende en pacas. Ocasionalmente, la ropa de paca se ofrece por redes sociales en modelos de bazar digital y dependiendo la marca, alcanzan precios que son apenas 10 o 20 por ciento menos que una prenda nueva, pese a que son artículos de segunda mano.

“Estimamos que la mitad de la ropa que se consume en México viene importada del extranjero, muchas veces de contrabando o sin pago de impuestos. Eso le pega a Tulancingo y le pega a todas las empresas del país, la afectación es entonces del 50 por ciento. A lo mejor 30 por ciento del consumo nacional entra como ropa usada y se vende como ropa nueva, hoy por internet te ofrecen ropa de paca etiquetada como nueva. Es muy dura la afectación”, abundó.

Algo similar ocurrió con el ramo textil, el cual se redujo en Tulancingo dramáticamente en un 60 por ciento a partir de la década de 1990 con la llegada de telas importadas del extranjero, principalmente de China. Explica Vera que estas materias primas entran a México a un bajísimo costo y en masa, algo que complica la competencia para productores locales.


Entre julio y agosto, meses en que se viven graduaciones y aperturas de nuevos ciclos escolares, se registra una de las temporadas más altas para la industria de la confección en la región Tulancingo, pues si bien el boom textilero del Valle quedó atrás, continúa como referente para el ensamble de piezas y exportación a otras partes de México y el mundo.

Así lo explicó el ingeniero Guillermo Vera Rodríguez, actual presidente de la delegación en Hidalgo de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaive), quien detalló que en el ramo de la confección, Tulancingo y Cuautepec son las regiones que más empleos genera a nivel estatal, un estimado de 25 mil. Sin embargo, la gran mayoría son informales, derivados de pequeñas y medianas empresas que pueden tener hasta a 20 personas trabajando pero desde sus hogares.

“Tulancingo y la zona de Cuautepec se especializan mucho en hacer tejidos o hilos acrílicos, principalmente, que sirven para hacer algunas prendas como suéteres, capas, vestidos, para las graduaciones se usan diversos tipos de prendas: corbatas, trajes especiales, vestidos (...) de la vocación que tiene Tulancingo en la costura, desde luego hay una parte importante que sirve a las graduaciones”

Dijo que junto con los uniformes de regreso a clases, se genera una alza en el trabajo de confección, lo que también ocurre a finales de año, fechas en las que más se producen suéteres, capas, abrigos, prendas en las que la industria tulancinguense “es muy fuerte”. Sin embargo, considera el experto, es difícil cuantificar con cifras cerradas la derrama económica de esta actividad.

“Es un poco difícil estimarlo en pesos porque lo que produce Tulancingo se hace para todo el país, Hidalgo es un estado muy importante en la confección de prendas (...) podríamos estimar que en esta temporada (cierre e inicio de clases) se gastan 2 mil pesos por niño (en ropa), hay aproximadamente 600 mil niños en etapa escolar, hablamos de mil 200 millones de pesos a nivel estado”, estimó Vera.

En este tenor, el representante del gremio señaló uno de los factores que más “le pegan” a la industria textilera y de la confección no solo en la región Tulancingo, sino en todo el estado. En realidad, lo que afecta no es la compra de materias primas o incluso piezas terminadas en estados aledaños, ya que mucho de ese producto, expuso, se fábrica en Hidalgo o bien, en el Estado de México y Tlaxcala.

El “enemigo silencioso” de este gremio es la ropa de “fast fashion” que se vende por plataformas como Temu, Shein, o bien, la ropa norteamericana que llega a nuestro país muchas veces sin pagar impuestos y que aquí se vende en pacas. Ocasionalmente, la ropa de paca se ofrece por redes sociales en modelos de bazar digital y dependiendo la marca, alcanzan precios que son apenas 10 o 20 por ciento menos que una prenda nueva, pese a que son artículos de segunda mano.

“Estimamos que la mitad de la ropa que se consume en México viene importada del extranjero, muchas veces de contrabando o sin pago de impuestos. Eso le pega a Tulancingo y le pega a todas las empresas del país, la afectación es entonces del 50 por ciento. A lo mejor 30 por ciento del consumo nacional entra como ropa usada y se vende como ropa nueva, hoy por internet te ofrecen ropa de paca etiquetada como nueva. Es muy dura la afectación”, abundó.

Algo similar ocurrió con el ramo textil, el cual se redujo en Tulancingo dramáticamente en un 60 por ciento a partir de la década de 1990 con la llegada de telas importadas del extranjero, principalmente de China. Explica Vera que estas materias primas entran a México a un bajísimo costo y en masa, algo que complica la competencia para productores locales.


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