Tulancingo: Ofrecieron seminaristas Posada para bienhechores

Durante la celebración eucarística, el padre rector agradeció las donaciones que fortalecen la formación sacerdotal

Octavio Jaimes

  · lunes 18 de diciembre de 2023

El elenco de la pastorela se integró de seminaristas y sacerdotes. / EDUARDO ISLAS

Decenas de seminaristas, sacerdotes y hermanas religiosas recibieron a los cerca de 200 bienhechores del Seminario Mayor de Tulancingo, en su tradicional posada en la que además de agradecer con una misa encabezada por el padre rector, Jorge Martínez Ángeles, presentan su ya tradicional pastorela con un elenco repleto de rostros familiares, principalmente sacerdotes en formación.

El evento tuvo lugar en la sede educativa de la Arquidiócesis de Tulancingo, en la colonia La Escondida, en donde el sábado por la noche se dieron cita al menos 350 personas de todas edades para además de maravillarse con la cálida iluminación que adorna el acceso al templo y el interior del mismo. En la misa, Martínez Ángeles agradeció a bienhechores del Seminario, quienes anualmente aportan una cierta cantidad de dinero a beneficio de la institución.

“Que haya más bienhechores, pues ellos aportan para que sigan las vocaciones, para tener más sacerdotes (...) Con su aportación garantizan el crecimiento de los seminaristas pero también el de los padres formadores”, expresó.

Sin embargo ahí no terminó el festejo pues asistentes se trasladaron al aula magna para ser testigos de un concierto de villancicos entonado por el coro del Seminario. Acto seguido, comenzó uno de los eventos más anticipados de la noche, la pastorela. Y es que no solo se trata de una obra de teatro que recuerda el nacimiento de Jesús, sino que seminaristas se dan licencia para relajarse y encarnar papeles chuscos, de crítica social y política.

Con un ensamble de 12 actores para completar un equipo de producción de casi 30 seminaristas, la pastorela duró aproximadamente una hora y media y presentó la historia de “La Apuesta”, trama en la que el arcángel Gabriel acepta sostener una apuesta contra Satanás. La misión es evitar o lograr que los pastores (tres haraganes de barrio muy al estilo de Sangre por Sangre) lleguen a Belén para adorar al niño Dios. Luego de las risas, aplausos y libaciones, cada uno de los invitados recibieron una velita para pedir la tradicional posada.

Se comieron tamales, ponche y ensaladas de manzana y betabel, no sin antes agradecer a Dios y a la Virgen María por otro año exitoso de formación al interior del Seminario. Ya en el cierre, seminaristas amenizaron la ruptura de varias piñatas en las que niños, niñas, jóvenes, seminaristas, monjas y también adultos pasaron a divertir al público mientras cantaban “dale, dale, dale, no pierdas el tino”.