A partir de la Revolución, "México tuvo dos variantes: por un lado se le dio mucho progreso al país a través de los medios de transporte especialmente el ferrocarril, y se desarrollan las fábricas y los comercios en una gran plenitud”.
Así lo dijo ante autoridades municipales Felipe de Jesús Carrillo Montiel, jefe de Museos, quien leyó una reseña histórica, en la que recordó que para hablar de la Revolución es necesario remontarse al año 1867, cuando el General Porfirio Díaz asumió la presidencia de la República Mexicana.
Esto, durante el acto cívico en conmemoración del CXI aniversario de la Revolución Mexicana, donde Carrillo Montiel señaló que Tulancingo de alguna manera se favoreció, pues muchas de las casa antiguas que actualmente existen datan de la época de bonanza, en donde el municipio destaca como la primera potencia textilera del país, como la segunda cuenca lechera de México y como un exportador de productos agrícolas.
“Sin embargo, por otro lado el país también sufría los estragos de la pobreza extrema, de la explotación, de los trabajadores en el caso de los campesinos y de los obreros y todo esto fue desatando una inconformidad”, explicó.
Destacó que en Tulancingo hubo un profeta que advirtió de una lucha armada, siendo el 2 de septiembre de 1904, en la Catedral de Tulancingo, cuando Monseñor José Mora y del Rio, convocó a los grandes industriales y hacendados de México a un congreso agrícola, donde les advirtió que habría una lucha armada de no mejorar la calidad de vida de obreros y campesinos.