Tulancingo es reconocido por su extensa variedad en alfarería de dos tipos: engretado y con chapopote. Por fortuna, Don Daniel Mendoza y Don Alberto Ríos continúan con esta costumbre y la transmiten a futuras generaciones, para no perder la tradición de su oficio.
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Sus bellas artesanías decoran hogares con la extensa variedad de modelos en todo el mundo, con incontables colores, texturas y tamaños, elaborados completamente al cuento por cientos por manos mexicanas.
Al realizar las piezas por día no es muy tardado lo que es tardo es el preparado de la mezcla de barro para poder realizar las piezas y el comienzo de las mismas.
En cuanto a la talabartería se hacen todavía huaraches y chaparreras; actualmente existen aún lugares donde se hacen huaraches de manera artesanal que son más sustentables, orgánicos y cómodos, así lo refieren los señores.
También son famosas sus artesanías de lana como las cobijas, los jorongos y sarapes, de estos artículos también hay establecimientos en la ciudad, los cuales cuentas con una variedad para adultos y niños, pero sobre todo existen muchos artesanos que preservan los saberes y conocimientos antiquísimos para hacer dichos artículos, los cuales tienen un valor artesanal más elevado de los comunes.
Aquí en Tulancingo, específicamente en Santa Ana Hueytlalpan, existen singulares bordados que muy orgullosamente portan las mujeres y hombres de dicho lugar y reflejan su trabajo en hermosas blusas junto con sus quechquemetl, fajillas y faldas de lana tejidas en telar de cintura.
Ambos se expresaron orgullosos de ser tulancinguenses y que pueden portar dicha ropa y lucir bellas artesanías en su lugar de confort, que es su hogar, y que el mensaje se pueda transmitir a más lugares de la región.
Comentan que cada prenda lleva un tiempo aproximado para ser terminada de quince días, es por ese motivo que el valor se eleva y hablando de unos huaraches bordados tienen un tiempo aproximado de una semana para su elaboración.