Con banda de viento y tamales, fue que feligreses de Tulancingo en la Iglesia de la Natividad celebraron desde muy temprano el día patronal de la Infantita María, advocación de la Virgen que venera la gracia de su niñez y que por tal motivo suele dedicarse a los niños.
Las diligencias arrancaron desde las siete de la mañana, cuando fieles arribaron al modesto templo ubicado en la colonia Estrella, reconocido por muchos por ser el que se encuentra justo frente a los fraccionamientos de Jardines del Sur. Al interior además del padre, se encontraban aproximadamente 50 personas, pues cabe mencionar que es una iglesia pequeña.
Muchos de los asistentes, en su mayoría adultos y adultos mayores (toda vez que al ser viernes los niños están en clases), llevaron sus imágenes de la Infanta María para recibir la bendición. La cargaban como si fuera un recién nacido y también la vistieron con prendas cálidas, cobijitas y hasta coronas para su cabeza.
Durante la homilía tras el Evangelio, el sacerdote señaló que llamar a esta advocación como "Divina Infantita" es algo incorrecto, ya que aunque sí es una figura de gran respeto en el catolicismo, no se debe olvidar que la divinidad es exclusiva de Dios.
Señaló que María es "a quien Dios eligió y consagró liberándola del pecado para ser la madre del Salvador. Es la aurora que en medio de la oscuridad, rompe las tinieblas e ilumina al mundo entero con su luz y anuncia la llegada del sol de justicia, de Jesús", externó. Además, mencionó que así como ocurrió en el pasaje evangélico de las bodas de Canaán, cuando María dio la instrucción de "hacer lo que su hijo les diga", así debe ser en nuestro quehacer diario, pues la Virgen sigue replicando este mensaje a todos los católicos.
Finalmente, recordó que este viernes se recuerda la Natividad de la Virgen María, acompañante en momentos de turbulencia, incertidumbre, confusión y debilidad. Por la tarde hubo evento con niños así como venta de alimentos y antojitos en las inmediaciones del templo.