Una Arquidiócesis dinámica y comprometida con el Evangelio es como encontró monseñor Oscar Domínguez, arzobispo de Tulancingo, tras un primer acercamiento con la feligresía de la provincia eclesiástica de Hidalgo luego de las primeras visitas a foranías y parroquias de la región.
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“Ya estoy visitando foranías, ya llevo cuatro o cinco foranías visitadas. Es una diócesis muy dinamizada, que hace el esfuerzo del Evangelio y proclamarlo (...) una diócesis con estructura, que va haciendo camino”
Dijo que un área de oportunidad en esta provincia es la preparación de la gente, así como la vocación sacerdotal pues “tienen una buena estructura de educación, veo las escuelas que están funcionando bien pero yo creo que es la principal área que se tiene que mejorar (...) siempre va a haber escasez de sacerdotes porque hay que tomar en cuenta que el crecimiento de población es mayor al número de vocaciones. Con toda la gente que llega aquí porque aquí llega gente de todos lados, pues no damos”.
Lo anterior lo expresó al término de la Misa Solemne por el día patronal en honor a San Francisco en Jaltepec, a la que asistieron al menos 100 personas de esta y sus localidades aledañas. Esta celebración, por cierto, tiene lugar en uno de los primeros templos que construyó la orden franciscana en Tulancingo tras su llegada a la entonces Nueva España.
Campesinos, amas de casa, personas de la tercera edad, entre otros, llegaron desde antes de las ocho de la mañana con notable ánimo festivo, pues además de ser la fiesta patronal de una de las comunidades más habitadas de Tulancingo, es la primera solemnidad que celebra monseñor Oscar Domínguez en la región, tras su llegada el pasado 28 de agosto.
Con un discurso enfocado en lo didáctico, el Arzobispo recordó el momento de la muerte de Francisco de Asís, donde explicó que “la vida de San Francisco es seguir a Cristo (...) deja todo lo que tiene y le sigue. San Francisco fue capaz de decir con su vida lo que acabamos de escuchar en el Evangelio, ‘señor, te seguiré a donde quiera que vayas’”, mencionó.
Caminando entre las bancas repletas de fieles, Monseñor buscó el testimonio de los asistentes para que les expresaran en qué momento sintieron el llamado de Jesús, para abundar en que “la vida cristiana es el seguimiento radical a Cristo (...) la vida cristiana no es la vida que puede vivir una persona cualquiera, porque el cristiano lleva la vida de Cristo y cuando se ha encontrado con él y se ha enamorado de él, la lleva aquí en el corazón y en la mente (...) es buscar un encuentro personal pero también comunitario con Cristo”.