Con música de viento, cohetes, cantos, veladoras y flores de muchos colores, miles de personas visitaron a la virgen María de Guadalupe en la Basílica Menor de Pachuca, mejor conocida como "La Villita".
A pesar de las bajas temperaturas, las inmediaciones del templo lucieron abarrotadas; los peregrinos arribaron al lugar desde distintos municipios y estados de la República Mexicana para agradecer a la Morenita los favores recibidos durante el 2022.
A pie, en bicicleta, auto, silla de ruedas, solos y en familia, los creyentes llegaron al recinto religioso con las emociones a flor de piel y con la intención de recibir la bendición: "Debemos ser agradecidos, no es nada más pedir", externó Carmen Tolentino.
En punto de las 7 de la noche, se llevó a cabo la santa misa, por ello, los creyentes entraron por la puerta principal con el cubrebocas puesto, llenos de gozo, cargando sus cuadros y luciendo las imágenes de la Reyna de México.
Al respecto, personal religioso les hizo entrega de una estampa con la imagen mariana: "Es para darles la bienvenida, para que se lleven un recuerdo, también estamos haciendo una colecta para apoyo al seminario”, compartió Jesús Gamero, seminarista de la Arquidiócesis de Tulancingo.
Durante la ceremonia, el ambiente se llenó de diversas emociones; mientras los mayores ponían especial interés en la homilía, los más jóvenes cargaban las imágenes a bendecir y los pequeños, admiraban los detalles de la iglesia; sin hacer tantas preguntas, de manera respetuosa, seguían las indicaciones de sus padres, quienes se hincaban y persignaban.
Algunos de ellos, vestían trajes referentes al Santo Juan Diego y a la Virgen María, con su mirada limpia y sonrisa angelical, observaban las pinturas, imágenes y el enorme candelabro que cuelga al centro del recinto; para entonces, algunos asistentes llevados por la emoción, ya se habían quitado el cubrebocas, para rezar con mayor comodidad.
Por su parte, otros no podían contener las lágrimas ante la majestuosidad y la energía del lugar, como Doña María, de 84 años de edad, quién viajó con su familia desde Tulancingo: "Es una sensación indescriptible, ella nos escucha a dónde estemos, pero no es lo mismo rezarle en casa que venir a verla", dijo.
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De igual modo, indicó que desde hace al menos 15 años, hace estas visitas: "Cada que entro me vienen los recuerdos de cuando asistía con mi esposo y con mi familia entera, ahora muchos ya no están, pero solo Dios y ella saben porque pasan las cosas", externó con voz entre cortada y mirando fijamente a la virgen morena.
Para ser partícipes de eucaristía, los asistentes levantaban la mano y decidían si recibir la ostia en boca o no, porque a pesar de que las medidas de salud se han relajado, los feligreses evitaban el contacto unos con otros; dieron la paz con un saludo de reverencia.
Al culminar la misa, los feligreses salieron por el costado derecho del recinto, dónde fueron bendecidas sus imágenes y al estar en las inmediaciones de la tradicional feria, degustaron buñuelos, ponche, pan, elotes y diversos alimentos en la avenida Benito Juárez.