Los 30 alumnos adscritos a la matrícula de la escuela primaria Ciencias y Artes, de la comunidad Cañada de Flores del municipio de Metepec, volvieron a su centro de estudios por voluntad propia, pese a que esta fue declarada como de alto riesgo y con probabilidad de colapsar. El regreso se debió a que los alumnos no tienen donde recibir sus clases, expusieron padres de familia.
En la edición del 31 de agosto del Sol de Tulancingo, se publicó una nota, en la que se dio a conocer una denuncia que realizaron algunos padres de familia de la escuela antes mencionada, quienes informaron que sus hijos no regresaron a clases este nuevo ciclo escolar debido a que su centro educativo corre el riesgo de colapsar, además, de que ninguna autoridad respondió para solucionar la problemática.
De acuerdo a una inspección realizada por Protección Civil y Obras Públicas del municipio, se determinó el inmueble como zona de “Alto Riesgo”, ya que las estructuras del plantel no cuentan con el soporte de construcción correspondiente y hay paredes con grietas, fisuras y techo a punto de colapso.
En entrevista para El Sol de Tulancingo, y dando seguimiento al tema, algunos de los padres dijeron que, el daño del inmueble viene desde el sismo de septiembre del 2017, pero fue apenas que se determinó que ya no es apta para su uso.
Ante tal situación, los padres de familia y el personal docente del plantel determinaron iniciar el ciclo en el centro en el auditorio del sitio, pero cada que llueve, el material fecal de la fosa séptica que hay a escasos cinco metros del espacio, sale a flote y se convierte en una zona insalubre para los estudiantes.
Los quejosos, dijeron que el plantel tiene cuatro salones, pero específicamente en uno es donde hay más afectación, por lo que se determinó no usarlo, por lo que en los tres salones restantes se distribuyen los seis grados de primaria.
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Teniendo en cuenta la situación delicada en la que se encuentra el plantel, padres de familia y las tres docentes del lugar, dos por parte de la SEP y una pagada por la institución realizan simulacros de sismos con los 30 alumnos que asisten, para que así, en caso de un temblor, sepan cómo evacuar de manera rápida y eficaz.
“Aunque la condición de la escuela primaria es grave , también es verdad que los niños necesitan clases presenciales, la falta de respuesta de las autoridades nos hace tomar decisiones. Quizás no sean las mejores pero la realidad es que necesitamos aulas para nuestros hijos”, manifestaron.
Agregaron que, el ciclo pasado la matrícula de la escuela era mayor, pero al declararla como zona de alto riesgo, sólo 30 fueron inscritos este año.