Con gran respuesta se llevó a cabo la tradicional posada y pastorela en el Seminario Mayor de la Arquidiócesis de Tulancingo, evento anual que congrega no sólo a los seminaristas de una de las divisiones con mayor número de feligreses a nivel nacional, sino que también se dedica a sacerdotes formadores de dicho plantel y a bienhechores de la iglesia.
Este evento que es organizado en su totalidad por estudiantes seminaristas de todos los grados y que están entre los 12 a los 22, 23 o 25 años de edad e incluso más, se vio opacado durante los años de pandemia debido a las restricciones de aforo en los espacios interiores. Sin embargo, así como en otras celebraciones religiosas, este año fue importante pues significó el retorno de la mayoría de fieles.
Al inicio de la velada, se ofició una misa en la que participaron los seminaristas para agradecer por un año más de beneficencia para la Arquidiócesis, además que de acuerdo con el arzobispo Domingo Díaz, titular de la misma, "es momento de alistarnos para recibir los regalos de Dios"
Posteriormente y fieles a la costumbre seminarista, se montó la tradicional "Pastorela" en el auditorio del Seminario, puesta en escena en la que participan cerca de 20 personas y que motiva tanto la participación de quienes se educan en la norma religiosa así como la de quienes asisten. Entre risas y chascarrillos de seminaristas y de espectadores, esta obra representa el momento en el que José y María partieron desde Nazaret hasta Belén para llevar al pesebre en donde nacería Jesucristo, hijo de Dios.
Finalmente y al término de la obra de teatro, los cerca de cien asistentes se desplazaron a una de las alas del templo donde se pidió posada de acuerdo con el tradicional rito católico. Además, se montaron varias mesas para colocar vaporeras con tamales, canastas con buñuelos y ollas de ponche y café, mismas que se ofrecían a los asistentes.