Tulancingo, Hidalgo.- Desde Metepec hasta lo más recónditode la Sierra Otomí-Tepehua, los zopilotes forman parte del entornonatural. Sin embargo, a la mente acude de inmediato la imagen deaves de aspecto desagradable, con plumas ásperas y mal olor, yaque se alimentan de animales muertos y basura. Aunque tienen unespectacular vuelo, alcanzando grandes alturas. Su tarea,incomprendida y despreciada por los hombres, ayuda a evitar que sedesaten epidemias, plagas y males que podrían propiciar losanimales muertos en descomposición. Esta ave juega un papelimportante en la cadena trófica, facilita los accesos para queotros animales puedan alimentarse de los restos orgánicos. Deacuerdo con la bióloga Martha Abúndez, los zopilotes son aves“indicadoras de medio ambiente”. Es decir, su presencia essigno de equilibrio ecológico, y su ausencia, indica problemas detipo ambiental. En México, no hay muchos especialistas dedicadosal estudio de este raro animal y menos quienes se encarguen deelaborar un censo para conocer su población actual. Únicamente sesabe que es otra de las especies en peligro de extinción. Elzopilote necesita hasta siete años para alcanzar la madurez ycoloración adulta. Pone un huevo al año en condiciones naturales.Le gusta sobrevolar solitario o en grupo no mayores de cinco aves.Con frecuencia lo hace en compañía de otros carroñeros quehabitan el área, como el aura común.
Zopilotes en la Sierra evitan epidemias y plagas
Juan Manuel Aguirre
· lunes 2 de abril de 2018