Lunes. Ayer fue lunes. Ayer el PRI se adhirió unánime, fervoroso, festivo y retador a la aspiración de José Antonio Meade Kuribreña, quien con absoluta sencillez confesó su aserción: “Servir a México”. La zozobra priista concluyó ayer lunes. Como lunes fue el 22 de septiembre de 1975. Aquel lunes el entonces poderoso PRI descubrió en José López Portillo, a la sazón secretario de Hacienda, talento y capacidad para convertirlo en su candidato presidencial. Ese lunes, a los postres de una comida que se sirvió en la Casa del Obrero Mundial ocurrió el surgimiento del atlético y muy culto profesor de Teoría del Estado, mientras se hacía añicos el perfil y las ambiciones del Secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia. Ocurrió como a las 5 de la tarde. El “todo México político” se aglomeró en la Secretaría de Hacienda. Todos querían estar cerca, al lado del fornido, elegante -y según las mujeres muy atractivo-, José López Portillo.
Tal era su júbilo que casi echaba machincuepas el entonces muy delgado Gustavo Carvajal Moreno, secretario del precandidato. Apareció la muchedumbre. La “cargada”.
Y llegó Mario Moya Palencia. Lo contuvieron los micrófonos. Una barrera. Línea Mahinot.
“¿Qué opina usted, Licenciado Moya Palencia? “¡Todos unidos en torno de José López Portillo!, produjo con los dientes muy apretados.
“Pero usted fue durante años el favorito. El... “¡Ya dije -protestó- Todos unidos con López Portillo!” Quien se le acercó con ancha sonrisa y cálido abrazo le devolvió: “¡Tú siempre tan inteligente, mi Mario”.
CIERRAN FILAS
Ayer, lunes 27 de Noviembre, los priístas oficiaron delante de todos. Ante la mirada y la atención de todos. Los encabezó -¡desde luego! ¡cómo que no!- su Guía Supremo. El presidente de la República. Enrique Peña Nieto.
“Agradecer a José Antonio Meade Kuribreña sus esfuerzos al servicio de México...Y desearle éxito en la actividad que emprenderá...”
Para luego abrazarlo. Para de inmediato felicitarlo. Para instantáneamente palmearle la espalda. Para -sin reservas- sonreírle. Para -sin parpadear- mirarlo fijamente a los ojos. Y aguantar la del felicitado, el aplaudido. El súbitamente elevado.
Ayer lunes 27 de Noviembre el presidente Enrique Peña Nieto vivió otro memorable día 27 de Noviembre: “Es mi aniversario de bodas”- platica. Todo comenzó en domingo.
Ese lunes 22 de septiembre de 1975, don Jesús Reyes Heroles hizo el gran coraje. Presidente del PRI había dicho ante la sucesión del presidente Luis Echeverría: “Primero el programa. Después el candidato... Echeverría le ganó la mano. Reyes Heroles enfureció. Al día siguiente dejó el partido. Ocupó la dirección del Seguro Social. Don Carlos Gálvez Betancourt dejó el Seguro. Y se marchó a la Secretaría del Trabajo. Carlos Armando Biebrich -gobernador de Sonora- y favorito del presidente Echeverría externó juicios ofensivos por la decisión de Echeverría. Pocos meses después perdía la gubernatura y era perseguido. Porfirio Muñoz Ledo y Augusto Gómez Villanueva llegaron al PRI.
Y ELIGIERON A DE LA MADRID
Es Emilio Gamboa Patrón -sin duda alguna- quien en verdad conoce todos los detalles que concluyeron el viernes 25 de septiembre de 1981 con la designación -por el PRI- del inteligente, reposado, muy discreto secretario de Programación y Presupuesto, Miguel de la Madrid Hurtado. Abogado por la UNAM. Formado en el Banco de México y en la Secretaría de Hacienda -llegó a la SPP y lo recibió Emilio Gamboa. “Será usted mi secretario particular”, le propuso al joven yucateco.. “Y el día 24 de septiembre el secretario De la Madrid, me ordenó: Oiga Gamboa, quiero que reúna hoy a tal hora a mis colaboradores. Carlos Salinas, Francisco Rojas...
“Me las olí. Me dije. Ya sabe. Por eso los llama. Los va a enterar. Yo tengo que estar ahí...” Emilio Gaboa cumplió la orden según su propio horario. De suerte que pudo observar el ansia y nerviosismo con que llegaban los convocados. “Se oía el rechinar de las llantas de sus autos. Casi casi los llamé del teléfono de la esquina”.
Al día siguiente en Palacio Nacional don Miguel de la Madrid recibía contingentes. Y familiares. También llegó Carlos Jonguitud.
Y se mudó la campaña de Miguel de la Madrid a la casa de Arturo número 2 en San Ángel.
Una mañana llegó ahí don Javier García Paniagua. Presidente del PRI. Aspirante a la Presidencia. “Que tiene el apoyo de Margarita, la hermana del Presidente”, se decía por doquier.
Llegó García Paniagua y habló con el precandidato.
Este reportero le preguntó:
“Con todo respeto y gratitud don Javier ¿planea renunciar al PRI?
“Ese cargo me lo dieron los priístas...Y solo los priístas me lo pueden quietar” - respondió.
“Con todo respeto don Javier, insistí: ¿Es usted objeto de presiones?
“Enséñeme usted al hombre capaz de presionar a Javier García Paniagua” - me respondió.
El 14 de octubre. En Apatzingán, Michoacán, en el primer minuto de la campaña del candidato Miguel de la Madrid se supo: “Javier García Paniagua y Guillermo Cosío Vidaurri dejan el PRI... Pedro Ojeda Paullada y Manuel Bartlett Díaz ocupan los altos cargos del PRI...
DE HACIENDA A LA PRECAMPAÑA
Hace unas tres semanas, el exembajador de México en Italia y en Nicaragua, don Augusto Gómez Villanueva, invitó a este reportero a comer.
“Quiero platicarle a mi amigo que el doctor José Antonio Meade conoce el campo de México al dedillo. ¡Uh! Usted no sabe cómo ha manejado lo de los créditos, lo del desarrollo, los avíos. Es muy amigo mío. Yo veo que puede hacer mucho por el campo y los campesinos”. Al rato llegó Ismael Hernández Deras. Líder de la Confederación Nacional Campesina. Agregó elogios a don José Antonio Meade .
Ayer, José Antonio Meade acudió a la Ceenecé. A su lado, sonriente, aplaudidor don Augusto Gómez Villanueva. Con Ismael Hernández Deras, Augusto Gómez Villanueva “destapó”, en nombre de los campesinos todos de México, frente al monumento a Emiliano Zapata, en Tlalpan, a don Luis Echeverría.
Ayer lunes la Ceenecé. La Ceeneope. Y la Ceteeme. Las tres con sus líderes le dieron su pleno aval a la solicitud de Meade Kuribreña. El presidente Peña Nieto ya tiene otro motivo para festejar cada 27 de noviembre.