/ martes 2 de octubre de 2018

Cineclubes en el 68 germinaron aires de modernidad

Para el exdirigente estudiantil, el movimiento de 1968 no se explicaría sin entender el contexto que vivían los jóvenes de entonces: sin los cine-clubes, sin el Che, sin Marilyn. Sin todo lo que sacudió al mundo en aquellos días

Morelos.- "Sí, ni hablar. Gilberto Guevara Niebla y Raúl Álvarez Garín eran, fueron los más brillantes dirigentes del Movimiento Estudiantil de 1968. Los dos tenían -define Salvador Martínez Della Roca- gran experiencia política”.

Con Óscar Navarrete, con Juan Estrada. Enrique Jackson y yo. Vivimos en casas de asistencia. En la colonia Del Valle. Entonces la Ciudad de México era cálida, amistosa; muy hospitalaria. Con su habla propia. Sus giros clásicos. Tiple que la televisión y la globalización liquidan. Eliminan, borran perfil.

Lee también: Octavio Paz no renunció en el 68

Pino lo llaman desde sus días en la Facultad de Ciencias de la UNAM. "Me fascinó formar las Brigadas Relámpago. Caerle a la gente que tomaba café junto al cine Las Américas, en Insurgentes y Baja California. Echaba un discurso. Sepultamos el solemne y oscuro: ¡Pueblo de México! por el festivo y retador: ¡Únete, Pueblo! Proclama que a buena hora atrajo a académicos. A gente de la clase media. A otros gremios. Con lo que pasé -y porque me faltaban unas materias- entendí que yo ya no sería candidato a trabajar en la NASA. “¿Economía? ¡No me gustó! Recapacité. ¿Cómo que un marxista como soy yo desdeña la Economía? Me fui a Antropología. He vivido una sola vida. Llena de infinidad de experiencias. Como si en lugar de una, hubiera vivido muchas vidas.

"Mira -contiene curiosidad- el Movimiento Estudiantil de 1968 no se explicaría, no se entendería si no se sopesa y estudia aquel universo. Los cine-clubes de la UNAM hicieron germinar aires de modernidad e inquietud. Ahí se exhibió la primera película que trató el lesbianismo. La muchacha de los ojos de oro. En el Che Guevara se pasó la película Garganta profunda. Imposible entender el 68 sin filmes -vistos en cine-club- como El Salvaje de Marlon Brando, Rebelde sin Causa de James Dean. Sin la figura e historia de Marilyn Monroe. Sin la revolución cubana. Sin la Primavera de Praga. Dubcek. Vietnam. The Beatles. El hechizo del Che Guevara. Su muerte en 1967. Y todo lo que sacudió al mundo en aquellos días”.

Ve ahora: México en el 68, terreno fértil para la guerrilla

Salvador Martínez Della Roca vive en Cuernavaca. Ocupa -por entero- una casa digna. Estrictamente amueblada. Una breve alberca.

"Sufro intensos dolores por mis vertebras lumbares tan dañadas. Debo caminar dentro del pequeño estanque. Terapéutico. La goza Jerónimo, mi nieto. Y mi hija.¡Cerebrazo! Mírala. Ahí está la foto que prueba que el presidente Peña Nieto le entregó en Los Pinos el primer Premio de Investigación para Científicos Jóvenes 2017. Fue el año pasado. Rosaura Martínez Ruiz de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

"Observa la fotografía -terquea Martínez Della Roca. Ve que mi hija lleva una playera con la leyenda: ¡Nos faltan 43!. Así llegamos al salón López Mateos de Los Pinos. Un ayudante detuvo a mi hija. Póngase una chamarra. Un suéter. Cubra su camiseta. Y muy serena mi hija le devolvió: Yo vine aquí a recibir un premio. Nadie me dijo que me vistiera así o asá. No traigo más ropa que ésta. Y aquí estoy. El ayudante no se conformó. Intentó persuadir a mi hija. Yo observaba todo con gran atención. Sostuve mi pesado bastón con la firme intención de descargar su peso en el lomo de quien se atreviera a tocar a mi hija. En ese instante, el gran Pepe Narro -exrector de la UNAM y muy amigo mío- se cruzó entre mi hija y el ayudante. La saludó cálida, paternalmente. Gesto que contuvo al empleado de la Presidencia. Peña Nieto charló con mi hija. Tiene usted -le dijo- mucha razón. Lamentablemente esos muchachos están muertos. De lo mejor Peña Nieto”.

Platica que hace foto Froylán Trujillo. As de la foto en El Sol de Cuernavaca. Reunión en la casa del exsecretario de Educación del estado de Guerrero. Della Roca ha sido Diputado Federal. Legislador de la Ciudad de México. Infatigable. Su inquietud lo hizo participar en la oposición al insigne rector de la UNAM Ignacio Chávez: "Pues sí, mi hermano -comenta-. El doctor Ignacio Chávez era uno de los mejores cardiólogos del mundo. ¡Pero la UNAM no estaba enferma del corazón!"

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Y lo desternilla la risa. Ese episodio - la caída del rector - encolerizó a Jesús Kumate. "Para vergüenza nuestra -narraba con mal contenida ira- las grandes universidades del mundo se dieron a la tarea de otorgarle elevados Doctorados. Desde Oxford, Cambridge, Sorbonna. Reivindicaban el talento de un hombre que se dedicó a hacer bien a la humanidad entera. ¿Sabes que los golpistas secuestraron al rector Chávez? ¡Que amenazaron con untarle brea en el cuerpo y emplumarlo? Para exhibirlo así", narraba Jesús Kumate. "Era un individuo autoritario. Chávez imponía su voluntad. ¿Dialogar? ¡Qué va! Eso no iba con Ignacio Chávez.

"Todo lo contrario al talante de Javier Barros Sierra. Talento y sensibilidad. Atacan a la UNAM por discrepar -dijo. ¡Viva la discrepancia! Es el espíritu de la Universidad. Barros Sierra simboliza el saber. Su estatura frente a la brutalidad. Con la marcha del 1 de agosto el movimiento atrajo a la coalición de artistas, a la de académicos.

"Vivíamos entre la fatiga y la discusión. Asamblea y cuidado. Organizar guardias. Y juntar para darles de comer. A los que velaban. Íbamos a los Caldos Zenón. Nos relevábamos. Sin aspavientos nos cuidábamos. Uno entendía en qué andaba. Y se fijaba en los que participaban. Nadie nos quitó de la cabeza que Sócrates Amado Campos Lemus era un policía. Un delator. El gran compañero Miguel Eduardo Valle, el Búho. Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca. Y en Lecumberri la amistad de José Revueltas. Manuel Marcué Pardiñas. Con González de Alba tuve roces. No nos tragábamos.

"Ya estaba yo preso en Lecumberri cuando ahí llegaron los detenidos después del 2 de octubre. Les fue mal, cuate. ¿Sabes que a Gilberto Guevara Niebla y a Raúl Álvarez Garín les formaron cuadró? Les montaron todo su fusilamiento. Con los ojos vendados. Y pelotón de ejecución. Como decía el gigante Julio Cortázar ahí te quiero ver `. Yo me di a la tarea de sacarlos del bote. En promedio estuvimos poco más de 2 años y medio en el Palacio Negro. Echeverría tenía intención de sacarlos. Pero no hay en la ley mexicana la figura de `exiliado. Y luego hubo embajadores que no querían recibirlos. Me moví para conseguir lana. Yo los voy a sacar y yo los voy a traer de regreso me comprometí. Y les cumplí. Ya fuera, Mario Moya Palencia -secretario de Gobernación- dijo: Los muchachos andan de turistas en Sudamérica. ¡Ya lo tengo!, me dije. Y los traje. ¡Uh! Ni te imaginas. Y luego de lo que habíamos pasado.

“El gobierno de Díaz Ordaz le compró a Francia tanquetas muy modernas. No de oruga. Era lo clásico. El flamante equipo tenía ruedas. Movilidad fantástica. Y tuvimos instantes de ingenuidad. Como quedarnos de guardia toda una noche en el Zócalo. Trampa. Somos borregos. Nos acarrearon, denunciaban empleados llevados al Zócalo para desagraviar a la bandera nacional.

"El famoso Pliego Petitorio no era otra cosa que demanda de libertad. Si Zapata demandó Tierra y Libertad y Marx nuevas exigencias, nosotros exigíamos libertad. A saber: ¡Prensa Vendida! Pedía libertad de prensa. De información; de expresión. Nuestra marcha que gritó: La virginidad causa cáncer...Sugería libertad sexual. Pedíamos libertades democráticas. Lo que peleamos en 1988: Respeto al voto.

"Tengo que irme. Voy a la Ciudad de México. Jaime Labastida me invitó a presentar un libro sobre el 68. En Gandhi de Taxqueña. ¿Sabes? Yo estoy vivo de puro milagro. Adiós”.

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Con Óscar Navarrete, con Juan Estrada. Enrique Jackson y yo. Vivimos en casas de asistencia. En la colonia Del Valle. Entonces la Ciudad de México era cálida, amistosa; muy hospitalaria. Con su habla propia. Sus giros clásicos. Tiple que la televisión y la globalización liquidan. Eliminan, borran perfil.

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Pino lo llaman desde sus días en la Facultad de Ciencias de la UNAM. "Me fascinó formar las Brigadas Relámpago. Caerle a la gente que tomaba café junto al cine Las Américas, en Insurgentes y Baja California. Echaba un discurso. Sepultamos el solemne y oscuro: ¡Pueblo de México! por el festivo y retador: ¡Únete, Pueblo! Proclama que a buena hora atrajo a académicos. A gente de la clase media. A otros gremios. Con lo que pasé -y porque me faltaban unas materias- entendí que yo ya no sería candidato a trabajar en la NASA. “¿Economía? ¡No me gustó! Recapacité. ¿Cómo que un marxista como soy yo desdeña la Economía? Me fui a Antropología. He vivido una sola vida. Llena de infinidad de experiencias. Como si en lugar de una, hubiera vivido muchas vidas.

"Mira -contiene curiosidad- el Movimiento Estudiantil de 1968 no se explicaría, no se entendería si no se sopesa y estudia aquel universo. Los cine-clubes de la UNAM hicieron germinar aires de modernidad e inquietud. Ahí se exhibió la primera película que trató el lesbianismo. La muchacha de los ojos de oro. En el Che Guevara se pasó la película Garganta profunda. Imposible entender el 68 sin filmes -vistos en cine-club- como El Salvaje de Marlon Brando, Rebelde sin Causa de James Dean. Sin la figura e historia de Marilyn Monroe. Sin la revolución cubana. Sin la Primavera de Praga. Dubcek. Vietnam. The Beatles. El hechizo del Che Guevara. Su muerte en 1967. Y todo lo que sacudió al mundo en aquellos días”.

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Salvador Martínez Della Roca vive en Cuernavaca. Ocupa -por entero- una casa digna. Estrictamente amueblada. Una breve alberca.

"Sufro intensos dolores por mis vertebras lumbares tan dañadas. Debo caminar dentro del pequeño estanque. Terapéutico. La goza Jerónimo, mi nieto. Y mi hija.¡Cerebrazo! Mírala. Ahí está la foto que prueba que el presidente Peña Nieto le entregó en Los Pinos el primer Premio de Investigación para Científicos Jóvenes 2017. Fue el año pasado. Rosaura Martínez Ruiz de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

"Observa la fotografía -terquea Martínez Della Roca. Ve que mi hija lleva una playera con la leyenda: ¡Nos faltan 43!. Así llegamos al salón López Mateos de Los Pinos. Un ayudante detuvo a mi hija. Póngase una chamarra. Un suéter. Cubra su camiseta. Y muy serena mi hija le devolvió: Yo vine aquí a recibir un premio. Nadie me dijo que me vistiera así o asá. No traigo más ropa que ésta. Y aquí estoy. El ayudante no se conformó. Intentó persuadir a mi hija. Yo observaba todo con gran atención. Sostuve mi pesado bastón con la firme intención de descargar su peso en el lomo de quien se atreviera a tocar a mi hija. En ese instante, el gran Pepe Narro -exrector de la UNAM y muy amigo mío- se cruzó entre mi hija y el ayudante. La saludó cálida, paternalmente. Gesto que contuvo al empleado de la Presidencia. Peña Nieto charló con mi hija. Tiene usted -le dijo- mucha razón. Lamentablemente esos muchachos están muertos. De lo mejor Peña Nieto”.

Platica que hace foto Froylán Trujillo. As de la foto en El Sol de Cuernavaca. Reunión en la casa del exsecretario de Educación del estado de Guerrero. Della Roca ha sido Diputado Federal. Legislador de la Ciudad de México. Infatigable. Su inquietud lo hizo participar en la oposición al insigne rector de la UNAM Ignacio Chávez: "Pues sí, mi hermano -comenta-. El doctor Ignacio Chávez era uno de los mejores cardiólogos del mundo. ¡Pero la UNAM no estaba enferma del corazón!"

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Y lo desternilla la risa. Ese episodio - la caída del rector - encolerizó a Jesús Kumate. "Para vergüenza nuestra -narraba con mal contenida ira- las grandes universidades del mundo se dieron a la tarea de otorgarle elevados Doctorados. Desde Oxford, Cambridge, Sorbonna. Reivindicaban el talento de un hombre que se dedicó a hacer bien a la humanidad entera. ¿Sabes que los golpistas secuestraron al rector Chávez? ¡Que amenazaron con untarle brea en el cuerpo y emplumarlo? Para exhibirlo así", narraba Jesús Kumate. "Era un individuo autoritario. Chávez imponía su voluntad. ¿Dialogar? ¡Qué va! Eso no iba con Ignacio Chávez.

"Todo lo contrario al talante de Javier Barros Sierra. Talento y sensibilidad. Atacan a la UNAM por discrepar -dijo. ¡Viva la discrepancia! Es el espíritu de la Universidad. Barros Sierra simboliza el saber. Su estatura frente a la brutalidad. Con la marcha del 1 de agosto el movimiento atrajo a la coalición de artistas, a la de académicos.

"Vivíamos entre la fatiga y la discusión. Asamblea y cuidado. Organizar guardias. Y juntar para darles de comer. A los que velaban. Íbamos a los Caldos Zenón. Nos relevábamos. Sin aspavientos nos cuidábamos. Uno entendía en qué andaba. Y se fijaba en los que participaban. Nadie nos quitó de la cabeza que Sócrates Amado Campos Lemus era un policía. Un delator. El gran compañero Miguel Eduardo Valle, el Búho. Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca. Y en Lecumberri la amistad de José Revueltas. Manuel Marcué Pardiñas. Con González de Alba tuve roces. No nos tragábamos.

"Ya estaba yo preso en Lecumberri cuando ahí llegaron los detenidos después del 2 de octubre. Les fue mal, cuate. ¿Sabes que a Gilberto Guevara Niebla y a Raúl Álvarez Garín les formaron cuadró? Les montaron todo su fusilamiento. Con los ojos vendados. Y pelotón de ejecución. Como decía el gigante Julio Cortázar ahí te quiero ver `. Yo me di a la tarea de sacarlos del bote. En promedio estuvimos poco más de 2 años y medio en el Palacio Negro. Echeverría tenía intención de sacarlos. Pero no hay en la ley mexicana la figura de `exiliado. Y luego hubo embajadores que no querían recibirlos. Me moví para conseguir lana. Yo los voy a sacar y yo los voy a traer de regreso me comprometí. Y les cumplí. Ya fuera, Mario Moya Palencia -secretario de Gobernación- dijo: Los muchachos andan de turistas en Sudamérica. ¡Ya lo tengo!, me dije. Y los traje. ¡Uh! Ni te imaginas. Y luego de lo que habíamos pasado.

“El gobierno de Díaz Ordaz le compró a Francia tanquetas muy modernas. No de oruga. Era lo clásico. El flamante equipo tenía ruedas. Movilidad fantástica. Y tuvimos instantes de ingenuidad. Como quedarnos de guardia toda una noche en el Zócalo. Trampa. Somos borregos. Nos acarrearon, denunciaban empleados llevados al Zócalo para desagraviar a la bandera nacional.

"El famoso Pliego Petitorio no era otra cosa que demanda de libertad. Si Zapata demandó Tierra y Libertad y Marx nuevas exigencias, nosotros exigíamos libertad. A saber: ¡Prensa Vendida! Pedía libertad de prensa. De información; de expresión. Nuestra marcha que gritó: La virginidad causa cáncer...Sugería libertad sexual. Pedíamos libertades democráticas. Lo que peleamos en 1988: Respeto al voto.

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