/ martes 15 de mayo de 2018

La ausencia de Javier Valdez, uno de los periodistas más intrépidos

Se cumple un año de su desaparición. Valdez iba a donde nadie va, a donde pocos les interesa asomarse

El domingo 7 de mayo del 2017, a las afueras del café de los Portales en el centro de Culiacán, Javier Valdez Cárdenas tenía la expresión de un hombre al que algo le preocupaba de tiempo atrás. Se le notaba en la mirada y en el tono bajo de su voz pausada. No era común que dejara de lado bromas y alguna que otra frase cargada de malas palabras cuando se despedía de sus amigos.

-Bato, luego te voy a molestar, quiero preguntarte y que me asesores en unas cosas del ejército- dijo cuando nos despedimos con un abrazo.

Nunca imaginé que esa sería la última vez que vería a uno de los reporteros más intrépidos que han existido en los últimos tiempos en todo el país. Desde su primer libro, "Crónicas de asfalto. De Azoteas y Olvidos" (2006), Valdez Cárdenas se distinguió por ese tipo de mirada que sabe captar la esencia del alma humana para convertir el dato periodístico en un pretexto para construir una crónica en la que los seres humanos sienten, respiran y no son solo cifras.

Javier se distinguió porque el periodismo que cultivó se ocupaba de los márgenes que no caben en la prensa diaria, movió el foco del interés público para ayudarnos a comprender la tragedia que ha significado el narcotráfico en todos los niveles de la vida en Sinaloa. Era el tipo de reportero que hizo de la mirada su principal herramienta de trabajo. Mirar para contar, para narrar, para ordenar el caos que significó a partir de 2006, con la llegada de Felipe Calderón a la Presidencia, detrás de la orgía de sangre que dejaron las peleas de bandas criminales, la falta de autoridad y el "vacío" del Estado.

Javier conocía como nadie cada esquina de Culiacán a donde había que ir cuando se quería reportear el narco. Ir a donde nadie va, a donde pocos les interesa asomarse.

El domingo 7 de mayo del 2017, a las afueras del café de los Portales en el centro de Culiacán, Javier Valdez Cárdenas tenía la expresión de un hombre al que algo le preocupaba de tiempo atrás. Se le notaba en la mirada y en el tono bajo de su voz pausada. No era común que dejara de lado bromas y alguna que otra frase cargada de malas palabras cuando se despedía de sus amigos.

-Bato, luego te voy a molestar, quiero preguntarte y que me asesores en unas cosas del ejército- dijo cuando nos despedimos con un abrazo.

Nunca imaginé que esa sería la última vez que vería a uno de los reporteros más intrépidos que han existido en los últimos tiempos en todo el país. Desde su primer libro, "Crónicas de asfalto. De Azoteas y Olvidos" (2006), Valdez Cárdenas se distinguió por ese tipo de mirada que sabe captar la esencia del alma humana para convertir el dato periodístico en un pretexto para construir una crónica en la que los seres humanos sienten, respiran y no son solo cifras.

Javier se distinguió porque el periodismo que cultivó se ocupaba de los márgenes que no caben en la prensa diaria, movió el foco del interés público para ayudarnos a comprender la tragedia que ha significado el narcotráfico en todos los niveles de la vida en Sinaloa. Era el tipo de reportero que hizo de la mirada su principal herramienta de trabajo. Mirar para contar, para narrar, para ordenar el caos que significó a partir de 2006, con la llegada de Felipe Calderón a la Presidencia, detrás de la orgía de sangre que dejaron las peleas de bandas criminales, la falta de autoridad y el "vacío" del Estado.

Javier conocía como nadie cada esquina de Culiacán a donde había que ir cuando se quería reportear el narco. Ir a donde nadie va, a donde pocos les interesa asomarse.

Policiaca

Choque deja un caballo muerto en Tepeji 

Así como cuatro lesionados tras el accidente ocurrido en Atengo

Local

Pachuca registró la segunda temperatura más baja de México 

Según el SMN es provocado por una masa de aire frío asociada al frente frío número 10

Local

Don Víctor va por más de 63 años vendiendo flores y plantas en Tulancingo

Su historia comenzó desde 1976 en un pueblo llamado San Miguel del Resgate en Acaxochitlán 

Turismo

Los 4 monumentos dedicados a Cristo Rey en México además del de Pachuca

Estas obras no solo reflejan la devoción de los fieles, sino que también se han convertido en íconos turísticos y culturales, cada una con su propia historia y significado.

Local

Clima en Hidalgo: pronóstico del sábado 23 y domingo 24 de noviembre

¡Que no te tome por sorpresa! Estas son las condiciones climáticas para el fin de semana, según el SMN

Local

Día del Músico en Tulancingo reúne a más de 70 mariachis

Los asistentes celebraron con un recorrido que acompañaron con canciones tradicionales