Sofía conoció en una fiesta a quien después sería su presunto secuestrador y terminara por sepultarla en el traspatio de una casa en el municipio de El Arenal.
Amigos de la víctima, entrevistados por este medio, y quienes durante el inicio de la audiencia de juicio portaron playeras con la leyenda “justicia para quien ya no tiene voz… Sofía”; la recuerdan como una niña sonriente, sensible, tenía un gusto por la música y el arte, acostumbraba regalar dibujos.
La última vez que la vieron y tuvieron contacto con ella fue el 30 de enero de 2017, estaba en casa recuperándose de una gripe, pero también le urgía encontrar trabajo, narra una de las personas que fue ofrecida como testigo en el juicio 60/2019 en el que se resolverá si Luis Antonio es responsable del secuestro de la jovencita.
Sus amigas cuentan que Sofía conoció a Luis Antonio en una fiesta que organizó en su casa con motivo de su cumpleaños en septiembre de 2016, se lo presentó otro amigo.
El día de la fiesta Luis Antonio iba acompañado de su esposa, incluso llevaban a su bebé.
Previo a su desaparición, Sofía tenía una cita para entregar una solicitud de empleo en el bulevar Colosio de Pachuca, pero nunca llegó a la cita.
“Iría a entregar una solicitud de trabajo, como le urgía la iba a acompañar. Le llamamos y jamás nos respondió en el trabajo dijeron que no había llegado”, dice su amiga.
Después de conocerlo, él le mandaba mensajes “como si la pretendiera”, a los que ella no respondió; el día de su desaparición todo indica que “él le pidió verla para mostrarle algo y que la llevaría a la entrevista de trabajo y se fue con él”.
Fue hasta el mes de mayo, cuando por fin se tuvo la aprobación del juez para realizar un cateo en la casa de Luis Antonio en el municipio de El Arenal, lugar en el que fue localizado el cuerpo Sofía, en posición fetal, enterrado en el patio y sin muestras de descomposición.
“Desde tiempo atrás tuvimos la ubicación del culpable, pero no se podía acceder a él porque la orden tardó cerca de tres meses”, recuerda una de las testigos en el juicio.
Incluso a su familia le habrían dicho que era autosecuestro porque la cantidad solicitada era de 80 mil pesos, y qué incluso seguro se había enamorado de su victimario…”que si no, ya la hubieran encontrado en un cerro”.
¿Por qué se acusa de secuestro y no de homicidio? Porque el juez de control rechazó pruebas, hay amparos y supuestamente él paga protección: cerca de 15 mil pesos a la semana, señala la testigo.
Cabe señalar que este martes inició el juicio en contra de Luis Antonio, pero la audiencia será a puerta cerrada porque así lo solicitó el agente del ministerio público.